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ELLA

(Nicuelato)

Francisco Javier Lozano

Recuerdo que caminé hasta la esquina y con la mirada del tiempo la vi avanzar. ¿Cómo pude amarla? Duda. ¿Cómo pudo amarme? Vacilación. La vi avanzar entre la bruma que había creado mi lánguido deseo y mi moribundo amor. ¿Aún la quiero? Ambición. A lo mejor eso también desapareció, se agotó el sentimiento y ahora se pavonea el instinto. ¿Desilusión? Pero mis instintos estaban aniquilados. Como un sonámbulo parado en la cornisa del silencio escuchaba los redobles de sus gemidos, no como música deliciosa sino como sordos lamentos. Entristecí más cuando la vi lanzarse fervorosa en sus brazos. ¿Él puede amarla? Interés. ¿Ella lo ama? Terror. Ahora era él. Lo reté con mis ojos, percatado los convirtió en enemigos. Nos vimos como deseosos de muerte. Y la vimos a ella con amor, el de cada uno, con celo y lujuria, con rabia mutua. La miramos al tiempo sin descubrir si era por amor a ella o por odio entre los dos.

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