SENTENCIA
Leonardo Petro
Despedidas
Despedida I
Detén tus pasos, en la playa hay muchos
turistas descalzos.
No permitas que tu himno sin patria
sea cantado por herejes sin dogma
no descubras tu boca fugaz
pueden robar terreno a tus labios de barro
no mires el sol directamente
se puede marchitar cada gota de sueño esparcido
el sol es de todos.
Despedida II
Date tiempo
espérame a la salida de la U
aprende teatro, actúa
finge que finges
saluda de cerca con la mano cerrada
pinta tu corazón entreabierto
canta la canción que me gusta
grita fuerte que amas sin guantes
que igual te espero hasta que marquen las dos.
Despedida III
No permitas que tu piel pronuncie el nombre
de manos extrañas.
No permitas que turistas descalzos, de labios blasfemos
pronuncien tu nombre.
No dejes que el calor de un boca escondida
le robe terrenos a tus labios de barro.
No dejes que el sol te marchite,
que tu boca se confunda con espuma de champaña servida.
No mires la noche a través de cada gota de sueño esparcido.
Date tiempo.
Trucos Persuasivos
Hace algún tiempo
compartí apartamento y parte de mi vida
con una mujer mayor,
ella tenía treinta y nueve
yo veintidós
fue causa de disgusto de papá y mamá,
lagrimas,
rabia y dolor,
muchos reían en razón de mí,
pensaron lo que quisieron,
lo que les convenía,
inventaron historias,
otros rechazaron lo inventado
igual cuando te sientes bien,
¿Qué importa?
Eso hace parte de las locuras de ser joven.
Ella me enseñó desconfiar
de la sinceridad ortopédica de la gente,
a valorar las cosas por lo agradable
aprendí que cuando te aman no parece,
que quien te cela no siempre te ama
y cuando te toque amar, no lo demuestres.
Me enseño a preparar cócteles y refajos,
a archivar la inocencia,
a colgar la paciencia,
a parecer mayor cerca de miradas clandestinas
y dedos predispuestos.
Me enseñó a gastar su dinero,
a mirar de reojo.
Me enseñó habilidades para obedecer
y a mandar con la mano en la bolsa,
como un empalme entre dictadura y democracia.
Ella me enseñó a odiar,
a ser utilizado y a utilizar
justo en el momento indicado,
a no pedir favores,
aprendí los discursos de la feminidad ofendida,
a juzgar las virtudes
y a tener conciencia previa de la vejez.
Aprendí a controlar calorías
en reciprocidad de nuestra amistad,
a quedar a veces olvidado,
solo,
por ser objeto y sujeto de culto,
al final terminamos por triturarnos
al menor signo de flaqueza,
le apostamos voluntariamente a irnos,
a escuchar al que tenía algo que decirnos
a tomarnos un respiro y pasar al próximo capitulo
solos
y así todo empezó a cambiar
…para bien o para mal.
Reproches
¿Por qué me reprochas?
Porque olvidé mi lugar
el puesto que me asignaste en tu juego.
Porque arrancaste de mi tu tiempo y el amor que te correspondía
Porque borraste de mí tu nombre
y solo lagrimas hay sobre tus iniciales,
sobre mi almohada.
Ahora estoy vacío,
oneroso,
mortal,
sé que aparecerás como siempre
y para entonces seré menos crédulo,
más indecente,
más profano;
Pero aún conservare las utopías
y el color en mi rostro
que para entonces, tal vez, ya no sea por tu llegada.
Respuesta
Hace poco recibí tu carta
gracias por el libro;
Aún entre el índice y la portada
pude encontrar pedazos tuyos
¿Sabes cómo estuve?
Abandonado en las esquinas,
tuve desgarraduras cercanas al fin,
atardeceres desterrados,
noches de incertidumbres verbales,
mañanas y medias tardes de café y sueños fracasados.
Resbalé en mis escritos,
era un trance entre melancolía y manicomio,
reservaba aire,
coleccionaba historias para mantenerme ocupado,
fui amante olvidado,
tuve la lucidez herida,
herida que se dilató en boca cerrada,
jugo y juego de ambiciones mal curadas.
Pasaron por mi
heridas por hojas,
palabra al vuelo,
pesadillas en espera
y una ciudadanía nueva.
Ve a casa
No tenías derecho a interrumpir mi soledad
¿Qué haces desnudando el pasado?
Deambulando por los bordes de la herida.
Tenías que dejarme dormido,
perdido, allí en mi laberinto.
Debo rehabilitarme de ti, echarte lejos,
allí a donde te habías quedado.
Noche a noche te paseas desnuda,
hiriendo lo que no te pertenece
cierro mis ojos y soy tuyo.
¿Hasta cuando?
Tu silencio y tú me envenenan.
Sigo aquí esperando,
pero al fin descubriste que no titubeo.
Sentencia
Hoy decidí tu muerte,
debes morir, morir en mí.
Solo serás recuerdo fotográfico
sin circunstancias de modo, de lugar,
sin excusas, sin reclamos prolongados.
Serás simplemente olor a margaritas,
a margaritas sin tiempo,
a margaritas disecadas.
Los pasos tras de ti recomendados
en los minutos que pienso en ti, pero no vuelvo,
ya que ni para eso tuve tiempo.
Es duro para el pecho ser tan indulgente
frente a las respuestas,
en una silenciosa hora,
da tristeza encontrarse tan sólo
cuando hay tantos monumentos vacíos.
Da tristeza ver miradas ocultas tras imágenes mitológicas,
cuando hay tantos senos descubiertos.
Es triste no poder inspirar un buen recuerdo,
ni un mal adiós
y que tu vida termine en un poema
de tinta entrecortada
con suspiros de hilos
y mientras yo me quedo mudo, tratando de sepultar
tu imagen en el poema que escribí con tu nombre.







(Cereté, Córdoba, Colombia). Abogado. Estudios en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Michoacán, México). Maestría en Derecho Procesal Constitucional en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Argentina). Admitido en el Doctorado en Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina). Ha tomado cursos sobre Literatura, Pintura y Teatro; ha sido partícipe de talleres literarios y centros poéticos de México, Argentina, Estados Unidos, Italia y España.