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LA SERPIENTE Y EL VIENTO

Yaleydis Viloria

La guacharaca y la hicotea

Una hicotea tomaba el sol cerca de una canoa vieja y raída, la guacharaca con un grupo de amigas, se burlaban de la ella, mientras buscaban pececillos entre taruyas. A carcajadas suelta, las guacharacas, critican la palidez de la hicotea. La ciénaga estaba tranquila y a lo lejos se escuchaba el eco de las guacharacas, mientras un caimán hambriento se asoma entre las hojas verdes de las taruyas. La hicotea se escondió en un huevo de la raída canoa, el caimán cenó y las plumas quedaron esparcidas en la orilla de la ciénaga.

El Hada de los dientes de los lápices

El Hada de los dientes de los lápices, acumula tantos dientes minas que de seguro pintará mil rostros en carboncillo, rostros de niños desdentados. mirada profunda, pómulos suaves y actuar inocente.

Cada espacio en sus bellas dentaduras es un portal al mundo de los sueños de los dientes, donde vuelan los unicornios, las mariposas y las libélulas. Son hadas con varitas de colores, las nubes son copos de algodón, las montañas tienen sabor a vainilla y los árboles son deliciosos chocolates.

De seguro el hada de los dientes de los lápices, tiene una gran ventana para observar los sueños de los niños desdentados y pintar la magia de sus ilusiones.

Las Amantis religiosas

Dos Amantis religiosas discutían sobre la no existencia del ser en el canibalismo de las especies, escucharon un ruido extraño, callaron y el silencio arrojó los despojos de un saltamontes. Estas observaron los restos y la una dijo a la otra: ¡No es para tanto!, mejor juguemos dominó y bebamos una cerveza. Escucharon otro ruido más fuerte que el anterior y salieron despavoridas, dejando cerveza y dominó.

La serpiente y el viento

La serpiente increpó al viento por su facilidad al contonearse de norte a sur, el viento deslizándose como soplo ligero: baila, canta y sonríe, mientras se desplaza lentamente en los árboles del alba.

La serpiente, después de observar las habilidades del viento, llora desconsolada, luego limpia su cuerpecito débil aún y dice: ¡Yo vuelo en el cuerpo de mi mami, mientras esta me arrulla! Calla, queda pensativa, se limpia las lágrimas, sonríe y se va a jugar con sus amigas serpientes.

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4 comentarios en «La serpiente y el viento»

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