Saltar al contenido

REFLECTOR

Gustavo Molina Rodríguez

 

Autopista

Por este gran río gris, que ahora es la

vena y la linfa de los bosques, fluyo a través de sus curvaturas

sin el deseo de una orilla por fin encontrar.

 

A veces desde mi barcaza observo las

congregaciones de aquellos sedentarios

que con trigo y agua son felices.

 

Mientras tanto por el gris río del bosque,

navego y me pregunto:

¿Algún día podré desembarcar

y encontrar una pequeña isla a la

que mi hogar por nombre tenga?

 

 

Parpadear

 Donde las pestañas se unen a los párpados

con tremor pido un deseo,

imaginando aquellos míticos lugares;

donde la arena es oro, los cielos puros y

las aguas cristalinas me son suficientes.

 

Aparto la mirada

sin parpadear y los sueños que tengo

son inciertos y con los ojos abiertos,

son custodios de aquellos socorros

que son mendigos y legatarios de

expiaciones impías.

 

 

Pedazo

Construí una bóveda en la tierra donde

los muertos descansan;

donde bajo tierra, enterrado,

puedo atesorar aquellos trozos y piezas inciertas;

que de la gente he hurtado con el fin

de completarme una vez más.

 

Con timidez, un pedazo del sol que brilla más que cualquier

estrella, mi estómago tartamudeando y al no haber colmado

sus entrañas de pureza, el horror a su mente ha venido.

 

Pedazos y pedazos es lo que consumo y mi larga

fila de dientes alimentándose de la pureza de

otros, cual parásito me arrebata lo que a mi alma le falta.

 

 

Volumen

Aumento aquellas ondas para silenciar el

sonido del exterior y hacerlo estéril.

 

Aumento aquellas ondas para apagar

las difuntas voces en mi cabeza que

como llovizna sobre mi cráneo

retumban.

 

Aumento aquellas ondas para hacer que todo

el silencio impregnado de sal se vuelva dulce,

para que no carcoma las paredes ataviadas.

 

Aumento las ondas para acallar aquellos llantos

que fueron sofocados en el mar.

 

 

Reflector

Bajo la superficie de mi piel, he escondido

aquellos profanos deseos, que mundanos

y alcalinos se fortalecen, y sobre una capa de

sodio amargo los he cubierto,

para que a la inquisición no sean expuestos.

 

Piedad he pedido al cielo,

para mi dicha alcanzar, de este prohibido deseo,

cuya órbita se mece alrededor

del astro central que fulgura noche y día

en un recinto de coral.

 

Deseo cuyos anhelos deben ser dispersos y

desnudos, mas mis intenciones ocultas

permanecen y bajo aguas intactas,

lóbregos gritos encadenan.

 

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

3 comentarios en «Reflector»

  1. Nombre que grandes poemas. Me gusto disfrutar su expresion a traves de la escritura, sobre todo de aquellos que transmiten el misterio y la intriga que puede llegar a tener una persona. que chingon Gustavo ¡Felicidades!

Responder a Patricia Oropeza ?Cancelar respuesta