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JUEGO DE NIÑOS

Veli Bogoeva

“A la zapatilla por detrás, tris, tras;

ni la ves ni la verás, tris, tras:

mirad p´arriba que caen judías,

mirad p´abajo que caen garbanzos,

A dormir, a dormir, que los Reyes van a venir”.

 

Le volvía a tocar la zapatilla ajada, sus rizos insurgentes de color alazán se desbocaban de nuevo y galopaban libremente al aire. Le buscaba con la mirada y alargaba cual cuello de cisne su ebúrneo brazo derecho en un intento fallido de atrapar al niño de piel de chocolate con leche y dentadura tan blanca que, cuando él sonreía, a ella le parecía ver terroncitos de azúcar ordenados en una fila perfecta.

Farid de hecho siempre la escogía a ella independientemente de si jugaban  a “Polis y cacos”, al “Balón prisionero”, al “Pilla Pilla” o como en este caso a la “Zapatilla por detrás”. A Aina le tocaba correr siempre, tanto si debía escapar de él como si pretendía atraparle.

Tampoco se libraba de dar la vuelta por detrás del coro esta vez, Farid corría como el viento y como éste era casi imposible de asir. Debía cavilar con rapidez a quién hacerle el agosto o echarle un jarro de agua fría cediéndole la zapatilla vieja.

¿Mateo? No, era buen compañero y se lo tomaría a malas con ella.

¿Ana? No, tenía la mala maña de reírse de las efélides nacientes en su nariz y que poco a poco se iban adueñando de sus mejillas también.

¿Mao? No, le encantaban sus ojos.

¿Ainhoa? Sí, no la invitó a su cumpleaños, ahora se la podía devolver. Además no era muy rápida corriendo y así no habría manera de pescarla. 

Pero un resbalón o tal vez un tropiezo imprevisto tornó de golpe aquel juego tranquilo y reglado en un auténtico campo de batalla. La señorita de pelo lacio ruano pegó un grito hasta el cielo que restableció el orden en un santiamén, sin embargo, fue el señor de pelo zaino sedoso quien apaciguó los ánimos con rapidez asombrosa: Es tan solo un juego de niños, mientras una sonrisa profunda se dibujaba en su cara.

En la radio cuya voz retumbaba de fondo desde el principio del juego, anunciaban algo de una gloriosa victoria en no sé qué fronteras lejanas y alababan las banderas capturadas al son de las risas eufóricas de ambos adultos.

Aina sonrió aliviada y aplaudió enérgicamente metiendo baza: ¡Y yo que pensaba que a los mayores no les gustaban los juegos de niños!

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2 comentarios en «Juegos de niños»

  1. Veli, me encantó tu prosa, sobre todo, esa forma de narrar la escencia de los cuentos de niños es así sencillo y real pero me encantó más esa sutil forma de decir que son los adultos quienes transforman la inocencia de todos los Farids y todas las Ainas del mundo. Para ellos, sólo es un tris, tras que los hace feliz.

  2. Veliiiiii me gusta tu cuento, especialmente la forma en la que en un solo párrafo la historia toma forma, se concreta y cierra, mientras los demás referentes al juego de niños, nos permite ver la dureza de la vida, como una guerra, desde los ojos inocentes de los chicos. Saludos desde México ????

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