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DIMENSIÓN ESPEJO

Roberto Enríquez Izquierdo

El Crimen

Andrey caminaba entre la penumbra de la noche buscando un lugar donde concluir con su embriaguez. Frente a una casa con hermosa fachada y un amplio antejardín, escuchó una débil voz: ¡Ayuda por favor! ¿Acaso me pasé de copas?, pensó, pero enseguida, otra vez: ¡Ayuda por favor! Entró y, de tras de un auto, una mujer extendió sus manos. Se acercó receloso y la abrazó; de un instante a otro, la sangre salía y corría por su pecho, la levantó y ella murió en sus brazos.

Luces de color azul y rojo iluminaron, el lugar de los hechos, y personajes uniformados hicieron su arribo. Se sumaron familiares y vecinos, se escuchaban gritos y gemidos; el ambiente era espeluznante. Andrey ya no tenía borrachera, estaba asustado, ensangrentado y esposado; la policía lo tomó como supuesto culpable del crimen. ¡Asesino!, ¡asesino!, ¡asesino! … Gritaba la turba. Andrey, desesperado exclamaba: ¡Yo no fui! ¡Yo no fui! Y lloraba sin consuelo. La policía realizó el levantamiento de cuatro cadáveres, con destino a la morgue.

Los informativos anunciaron: ¡Horroroso feminicidio! Un supuesto asesino, en estado de embriaguez asesinó a cuatro mujeres en la zona centro de la ciudad. Los investigadores de la policía revisaron las cámaras de videos cercanas a los hechos. En el escenario del crimen había tres presuntos autores, todos ellos muertos. Deduzca usted, ¿Había un verdadero culpable a quien condenar? O ¿La cárcel está llena de inocentes y culpables?; entonces, ¿Hay culpables libres entre la sociedad? ¿Hay inocentes, en la cárcel, pagando culpas de otros?

Cazador de tesoros

Un cazador de tesoros viajó con un compañero a desenterrar una fortuna que, según ellos los haría ricos. Aquí es el punto dijo el cazador—. Sacó picas y palas e iniciaron la excavación. Pasaron algunas horas y estaban en tremendo hueco, con frío, con hambre y desilusionados, no existía tal tesoro, habían decidido abandonar la excavación. Guardaron silencio y, de un momento a otro, ¡miraron un objeto brillante!

—¡La lámpara de Aladino! —exclamó el cazador.

—¡Sííí! —gritó el compañero.

La frotaron pidiendo deseos. Le oprimieron teclas y botones y solo iluminaba. El cazador dijo, está desconfigurada y decidieron llevarla a Compuelectricos para que la arreglen.

Encuentro cercano

En un pueblo de la llanura amazónica viajaba Harry, camino a casa. Eran las once de la noche, las calles estaban sólidas y con tenue luz, había mucha penumbra, la energía eléctrica era deficiente. Al doblar una esquina, de un instante a otro, apareció una luz de colores que hacía remolinos, ¡se sorprendió!, miró con atención y descubrió una nave pequeña y de forma circular; de manera lenta fue aterrizando; entonces, observó el objeto volador no identificado se sostenía en cuatro bases y en su parte superior giraba continuamente.

Harry quedó petrificado, no tuvo fuerza para correr y escapar, enseguida, a través de un rayo de luz bajaron dos personajes vestidos de manera exótica, su color fosforescente resaltaba con el brillo de las luces que emitía la nave. Uno de ellos se aproximaba a dos metros de estatura, su rostro ovalado y lleno de luz con cabello negro peinado hacia atrás; el otro era de menos estatura y su rostro era cuadrado, con cabellera semejante a la de su compañero. El personaje de rostro cuadrado se aproximó a Harry y le dijo: ¡Ven con nosotros!, ¡sube a la nave!, Harry, asustado guardó silencio demostrando que no deseaba hacerlo, ¡tenía miedo!

Harry estaba absorto, deseaba correr, gritar, pedir auxilio; sabía que su casa estaba a una cuadra. En un instante, tocando su brazo izquierdo, se aproximó el otro personaje y lo invitó a subir a la nave, con su rostro lleno de miedo, expresó que no, él le insistió por varias veces y Harry se llenó de valor y se aferró a un poste de energía; enseguida, dieron la espalda subieron a la nave y desaparecieron.

Harry, miró hacia los lados y hacia atrás, pero estaba sólido no había quien lo ayude. Aun con miedo partió, con pasos de atleta, hacia su casa.

El último bostezo

Tania había envejecido, estaba desdentada y era casi imposible alimentarse, degustando normalmente sus alimentos, como ella hubiese deseado. Andrés Javier a quien sus padres llamaban, de manera cariñosa Javi, amaba a Tania y, dos veces por semana, la llevaba de paseo por el parque.

¡El problema alimenticio de Tania se complica cada día más!, dijo llorando Estefanía, la hija menor de la familia. Todos pensaban que moriría por inanición, se miraba flaca, con ojos llorosos y sus movimientos eran torpes. Se requería buscar ayuda profesional para mejorar su salud; ante esta situación, La familia se reunió para buscar ayuda.

—Es necesario ayuda profesional para mejorar la salud de Tania. ¡No podemos esperar más! —exclamó Estefanía.

—¿Qué sugieren? —cuestionó su madre.

—No hay mucho qué pensar, a dos cuadras está el profesional que se requiere, solicitemos una cita

 —propuso Javi.

—Está bien —dijo su madre.

Tania fue recibida por el médico. La miró con preocupación, la examinó y diagnosticó total debilidad en sus órganos prescribiendo anemia aguda que la llevaría a la muerte. Javi y Estefanía lloraron sin control, su madre los consoló con mucha ternura. El médico, enseguida les propuso que la solución era la inyección letal, porque el estado de salud era grave, estaba sufriendo y en corto tiempo moriría.

Javi y Estefanía no aceptaron la propuesta del médico y, después de aplicarle suero y dos inyecciones de vitaminas, fue trasladada de nuevo a su casa. Por el efecto de las vitaminas, Tania tuvo ánimo de ladrar por un corto tiempo, momento de mucha algarabía en la familia, decidieron que Tania, por no poder comer, seguiría en la casa de bostezo en bostezo. Así continuaron en la espera de su último bostezo.

Dimensión espejo

 Juliana tenía un espejo, de cuerpo entero, en su habitación.  Estaba próxima a cumplir quince años y de manera continua se miraba en el espejo, veía sus caderas, se maquillaba y pensaba que sus glúteos estaban creciendo aceleradamente; sin embargo, sus senos eran planos casi no se miraban y ella deseaba senos grandes.

Preocupada, empezó a observar a sus compañeras de estudio que tenían la misma o aproximada edad. ¡No puede ser!, ¡ellas ya están completas! ¿Qué me pasa? Llegó a casa se miró en el espejo y gritó: ¡Este espejo no sirve! ¡Este espejo no sirve!

En su estatura se veía bien, en su piernas y glúteos igual; su rostro excelente; su cabello era rubio y hermoso, ¡pero sus senos!… pensó ¿Será que el espejo es mágico? Y buscó palabras mágicas: ¡Tangente, cotangente!, ¿dónde están mis senos? Recordó a Blanca Nieves y pronunció: Espejito, espejito, ¿quién tiene los senos más grandes? Repitió, estas supuestas palabras mágicas, por varias ocasiones sin obtener resultado.

Cansada y sin esperanza se sentó. En un instante la iluminó una lámpara y pensó: ¡Aladino! y empezó a frotar el espejo y ¡Apareció el genio de los senos, cosenos y tangentes!, hizo su pedido y le concedió tres opciones: pequeños senos, medianos senos y ¡Grandes senos! Consideró que podía ser la única oportunidad y como tenía tanta ansiedad, se decidió por ¡Grandes senos! El genio le concedió el deseo y desapareció.

Juliana ¡Gritó de alegría!, al mirar sus descomunales senos, se puso de pie y, ¡se fue de bruces!, ¡le colgaban y la mantenían erguida! ¡No existía talla de brasier para sujetar sus senos!; el genio no fue un buen cirujano ¡Qué problema!, buscó al genio, para deshacer el hechizo, ¡se había esfumado! Frotó el espejo, ¡sin resultado!, gritó a su madre para que la socorra, ¡nada! Desesperada, ¡despertó de su pesadilla!

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2 comentarios en «Dimensión espejo»

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