Saltar al contenido

LAS OVEJAS MIENTEN

Mónica Mejía Bernal

Primer día

La vida es maravillosa, por primera vez escucho más fuerte el canto de las aves, y veo diferentes especies en un mismo árbol. A pesar de vivir cerca de cuatro años en esta finca, no había hecho conciencia de toda la vida a mí alrededor.

Después de trabajar en una oficina en la ciudad por muchos años, hoy me encuentro cuidando diez gallinas, dos pollos, dos ovejas, una yegua y seis gatos.

Segundo día

No se permite salir, ha comenzado un aislamiento obligatorio por un virus, tal vez creado en laboratorio para acabar con la humanidad, o una gran parte de ella. Los síntomas son como de un refriado común, pero el cuerpo se debilita tanto que todo el sistema respiratorio colapsa en menos de un día. Los pocos que sobreviven quedan con malestares permanentes que los vuelven vulnerables ante cualquier padecimiento.

Tercer día

Es raro tanto silencio; donde vivo no llega la señal de internet, no tengo paquete de datos, así que las conversaciones por teléfono son cortas. Siento que estoy aislada en un monasterio budista, no tengo casi comunicación humana. Espero alcanzar la iluminación.

Quinceavo día

He perdido la noción del tiempo; he aprendido a hacer pan, a cocer mi ropa, a identificar casi todas cosas que crecen en mi jardín. Hoy jugare con los colores de la huerta para hacer una deliciosa ensalada, algo de uchuvas, estragón, albahaca y flores carnudas, esas que les dicen pichón.

¡No se las coma! ¡Son venenosas!

¡No las toque! ¡Son venenosas!

¡Cuidado!

En tantos días, era la primera vez que escuchaba una voz, estamos en confinamiento, por aquí no viene nadie; solo está cerca el galpón con las gallinas y al lado las ovejas.

¿Será posible que me esté volviendo loca?, ¿que todo este silencio y soledad me estén afectando?

Cuento hasta diez, tomo aire, mientras busco con la mirada a la dueña de la voz. No sé qué sería peor, ver a un intruso o no encontrar a nadie y empezar a escuchar voces.

Lentamente recorro con la mirada a mi alrededor, noto como en el galpón se reúnen en círculo sin motivo aparente las diez gallinas. Aguzo el oído entiendo como hablan de mí mientras me miran.

Al principio creí que era efecto de las yerbas que había tomado, seguramente alguna tenía efectos narcóticos y me había intoxicado; corro al lavadero y sumerjo mi cabeza entre el agua helada para despejar cualquier malestar, pero la sensación es más aterradora, pues entiendo claramente lo que dicen.

¡No le hagas caso a las ovejas!, esas flores son sus preferidas, estarían dispuestas a decir cualquier tontería con evitar que te las comas para que ellas puedan disfrutarlas todas.

Creo que Francisco de Asís, sí se comunicaba con los animales, lo que no sé es si él pudo saber cuándo las ovejas mienten.

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

2 comentarios en «Las ovejas mienten»

Responder a MonicaCancelar respuesta