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MUERO EL DOMINGO

Celia Gladys Mallaganes

 

Arrabal de Buenos Aires

Patio de tango, lugar de encuentro.

Ropas colgás en el rincón.

 

Notas bajando, del viejo altillo

con gran ventana, al callejón,

llenando el aire

con un mágico sonar de bandoneón.

 

Darienzo y Pichuco

en la vitrola

invitan a los maulas a milonguear,

mientras las papusas ríen coquetas

pa’ levantar a ese compadre

que fuma y fuma en el umbral

que da al zaguán,

donde las baldosas brillan cual espejo

en blanco y negro sin titubear.

 

Y así se pinta un viejo cuadro del patio colonial

como luciérnagas que resplandecen

pa’ iluminar en la oscuridad.

 

Y el viejo aljibe, como un capricho

allí plantado en el medio está

con boca abierta junto al plantero

cuentan y cuentan lo que allí pasó.

 

Cuántas historias de amor y bronca,

quedan flotando

en este habiente del arrabal porteño

que en 2 por 4 tejen que te tejen enredos

mientras que en un rincón

todas las glicinas atestiguaron lo que pasó,

y el perfume de madreselva en flor

significaron la pasión maleva

que allí se atesoró.

 

 

Que el mundo sepa que…

Te amo a los gritos

te amo en silencio

te amo en el día

y también en la noche.

 

Tu amor me nutre

me llena, me colma.

me da energías

y me baña con alegría.

 

Vivamos hoy este encuentro

que a ambos nos bendice

vivamos estos momentos

que Dios hoy nos regala.

 

La vida corre ligera

los años caminan idénticos

pero nuestra capacidad de amar

sigue muy joven e intacta.

 

Poro… es muy cierto

que el amor no tiene edad

 

pues para amar sólo es necesario

dos que se dejen llevar.

 

Desmadejemos lo nuestro

y armemos el telar cual araña

para tejer con hilos amorosos

la historia de dos que se aman.

 

Pero que sea hoy, no ayer ni mañana,

porque nuestro reloj

hoy nos marcó el momento

para que seamos felices por siempre.

 

 

Muero el domingo

Muero el domingo

cuando mi corazón te añora.

Muero el domingo

al no tenerte a mi lado.

 

Intento dibujar con esmero

nuevos esquemas de vida

para olvidar que te extraño

y que mi alma por ti llora.

 

Tu ausencia es muy notoria

un gran silencio me invade

sin remedio para mi mal

más solo dejar que el tiempo pase.

 

Rompo las cadenas

camino con libertad

pero me falta tu mano

para sostenerme en el andar.

 

Ni los pájaros cantan

en mi jardín sin madreselvas

las abejas ya no bajan a libar

el dulce néctar del amor.

 

Porque el otoño ha llegado

y con su ocre ha pintado

una margarita

recordando el pasado.

 

Hasta el sol indica tu ausencia

sus rayos ya no calientan

solo acarician, tímidamente

como si de mi tuvieran pena.

 

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1 comentario en «Muero el domingo»

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