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LIBERTAD

Claudia Piccinno

 

Mujer policía asesinada por los talibanes

En Banu Negar

Fue una de nosotras quien dio a luz al verdugo.
Ella llevó a María en su vientre,
así Talía Fatma Zaira.
La leche y la miel se convirtieron en papilla
de odio y rencor
a callar la boca
y sellar estados de ánimo.
No había viento de jóvenes promesas
el fin del mundo fue enterrar libros.
María lo anunció
Talia Fatma Zaira lo sabían.
El mismo útero que os parió
ahora invoca la salvación para la buena camada.
El mundo es testigo de la furia de Caín contra Abel
la historia se repite en todas las latitudes.
A Eva la culpa de la serpiente en su seno.
El matón apela a la sospecha.
Negar ya no existe
ni la criatura que tenía en su vientre
No hay piedad para su verdugo.

 

 

Dame, mi Dios

Si el tiempo pudiera ser devuelto
si se pudieran compensar los días y las noches
robar los deseos insatisfechos.
Promesas rotas.
Si tan solo pudiera atreverse
el recuerdo
sin apagar las velas.
Dame, mi Dios, el poder de la espera imaginada, la que
anticipa el final sin blanquear el cabello.
Dame, mi Dios, la visión ilimitada de Cassandra, la
intuición de Aspasia,
el conocimiento de Hypatia, el coraje de Giovanna.
Dame, mi Dios, la inocencia del loco
el paso del felino
el resplandor de las luciérnagas
la previsión del lince
la realeza del águila.
A cambio te doy mi voz
que huele a todos los olivos del mundo
que habla de lo invisible
y a veces cuenta el amor.

 

 

Libertad

Deseo congelado a otro lugar
Ella es niebla en tus lentes
mosca molesta en la harina.
Os reconocisteis en la tormenta
consciente de un destino asincrónico.
Ella es rubia- le dijiste.
Me reuniré con ella – te respondió.
Estás en el espacio del recuerdo
en ese sueño que tiene por nombre
Libertad.

 

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