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MAREJADAS ESCABROSAS

Elberto Romero Barrios

 

El aletear apacible de gaviotas entre nubes,

contrastaba con la furia inclemente de ondas celosas.

De lejos, el inmenso mar tranquilo, calmo, muy calmo pero,

cerca de la playa, en olas beligerantes se convertían

y brazos extraños con furia se ensañaban contra el amor;

con fuerza y furia salvaje separaban con ímpetu dos cuerpos,

estos en vano trataban de guardar la compostura y poder dar paso

   a represados deseos. Los pies intimaban en vano por anclarse en la arena,

ávidos, pero muy ávidos por convertir

los gimientes cuerpos en uno.

Mientras, entre mugidos sordos,

las gaviotas en el horizonte se perdieron.

 

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6 comentarios en «Marejadas escabrosas»

    1. No sólo los Nobel de literaturas.saben organizar la mente para adornar el ocaso de los sueños.tambien el turpial y el rey guajiros se pintan las plumas!con sus encantos.fredy Rúa

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