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POESÍA VISCERAL

Roberto enríquez Izquierdo

 

Arde

Arde y camina en el tiempo,

viaja veloz entre la muerte

con pisadas firmes y pesadas

para que no desgarren tus sueños.

 

Arde entre piedras proyectadas

y entre cristales destruidos.

Arde entre el grito de protesta

y entre las palabras silenciadas.

 

Arde entre llamas que te llaman

a destruir, junto al pueblo, ese orbe

de corrupción, de violencia y de miseria,

para construir nueva cultura, nueva vida.

 

Ten cuidado avanza sin tregua

porque la lucha y la protesta

serán el pan de nuestros días.

Recuerda, para apretar el gatillo

es suficiente una mano

y para reclamar tus derechos

necesitas tus dos manos,

ojos, nariz, garganta

y claridad en tu mente.

Porque siempre habrá

perros amaestrados

que ladran y muerden.

 

 

Canto por la vida

Qué importa si vas o vienes,

si eres blanco, negro o cobrizo.

Qué importa si vas con afán

o, si nunca llevas prisa.

 

Luchar por los derechos, se convierte en un deber,

luchar y siempre luchar cuantas veces

tú, respires, en un canto por la vida:

por niños abandonados, de sus padres despojados,

sin derecho a la ternura, sin sueños de libertad.

Por madres maltratadas que han perdido la esperanza,

por sus gritos desgarrados con ilusiones muertas.

Luchar y siempre luchar cuantas veces tú, respires.

 

Ni el silencio, ni el bullicio acallarán tu palabra,

así la cruel muerte borre tu agitada existencia

siempre cantarás por la vida:

por los líderes caídos que sembraron la esperanza,

por sus cuerpos torturados y sus gritos apagados.

Por familias desplazadas que les quitaron sus tierras,

por las etnias marginadas por su cultura e identidad.

Luchar y siempre luchar cuantas veces tú, respires.

 

Si tus pasos se vuelven lentos y tu voz ya no resuene,

se escucharán estos versos en un canto por la vida:

por los ríos contaminados y los árboles talados

y por los que injustamente privaron de libertad.

Por los hombres y mujeres que padecen hambre y sed,

que protestan y se lamentan por una miga de pan.

Luchar y siempre luchar cuantas veces tú, respires.

 

 

Caminar, despedirse,

¿a dónde ir?

Ha iniciado mi viaje al infinito.

Después de ser andante en multitudes,

después de tantos eructos de gemidos

y de sentir dolor por los vicios que he parido.

 

Elévese la altura, para mi partida.

He lavado mi esqueleto

y el óxido profundo de mi tristeza.

He visto como navegan en el aire mis fantasmas;

recuerdos que fueron de dulzura a gajos.

 

Me voy con mis poemas de ceniza,

con el secreto perfume de una flor

y, aunque sé que aún no doy gusanos,

y que jamás se dice nunca,

me voy, cansado de esperar…

Esperanzas en la misa.

 

Queda sin voz el oro de los trigos.

Sé que los pasos del alba se repiten,

también que ser pobre cuesta plata

y que el dolor y la tristeza arrugan tanto.

 

Pido perdón por ocultarme en mi ira,

por golpear a mis amigos con mí espejo,

por refugiarme en mil penas y en mil vinos,

por destaparme antes y después del corcho

y por pedir rosas sin espinas.

 

Me voy con mi música a otra parte

y con mi conciencia que brota de mil ríos.

Me voy, con mi prosa en verso

y con mis versos en prosa.

Me voy cantando, pujando,

huyendo de mis pies

y llorando por mi nariz.

 

 

De tanto pensar,

no tengo boca

Le madrugué al sol

para mirarme en la oscura noche

de mis noches,

y me puse a analizar

en lo profundo de lo profundo,

de mi caos.

 

Descubrí lo inútil de lo más útil,

como también,

lo inútil de lo menos útil

y, de tanto pensar no tengo boca.

Solo se vislumbra

el miedo de haber sido,

miedo de ser animal,

y en mis amados órganos de llanto

se deslizó algo que sale del alma

y cae al alma.

 

Fue tan sencillo comprender,

quizá fue por encanto

manejar el lenguaje del león,

caminar entre el lodo como un cerdo

y en mis tiempos del amanecer

imitar al pavo real.

 

Más hoy ya son las once de mi existencia,

existencia de un solo ojo

clavado en pleno pecho

y me duele el dolor:

El dolor niño, el dolor joven,

el dolorazo repicando en mis oídos.

…El sol me invade, mi seso se pausa,

cesan mis pensamientos

y habla mi boca.

 

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2 comentarios en «Poesía visceral»

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