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EL ÚLTIMO PISTOLERO

Ramiro De la Espriella

Un disparo se escuchó en el preciso momento que sobre el tragamonedas del bar sonara la última nota de una canción mexicana. Un profundo silencio inundó todo el recinto y las miradas naufragaron en los ojos de los demás.

Nadie se atrevió a dar un paso con el fin de colocar una moneda sobre el receptáculo para que siguiera sonando el aparato; el pesado disco de 78 revoluciones por minuto, con un chirrido por falta de grasa, fue a descansar junto a los otros llevado por un gran brazo metálico.

La tarde se estacionó detrás de la puerta que daba al poniente y esta vez las miradas desfilaron sobre la silueta que al instante se proyectó en el umbral.

En un oscuro rincón estaba él, un sombrero de alas anchas descansaba sobre su cabeza, tomó el último trago de la cerveza ya caliente por el hervor y la tirantez del momento, se paró del taburete de cuero en donde se encontraba, con el índice izquierdo alzó el sombrero que se le desgajaba sobre la frente manteniendo la mano derecha cerca de su cinturón. Al fin sus miradas se encontraron.

—¿Y? —Solo alcanzó a decir.

Ese mismo dedo que un minuto antes había accionado el gatillo ahora se dirigía a él, invitándola de forma acuciosa a que traspasara el umbral y se dirigiera hacia la calle. Él avanzó, mientras los demás seguían al par de hombres camino hacia la plaza.

El sol moribundo se mecía en las lejanías, los dos hombres se encontraron frente a frente, con paso decidido, dejando profundas huellas en el polvoso suelo de la plaza, cruzaron nuevamente las miradas y… ¡se abrazaron! Allí al frente se encontraba el cadáver de un puma, con esto terminaba el acecho a los gallineros de la región.

Una mano bondadosa culmino la agonía silenciosa del tragamonedas y nuevamente la música mexicana, lleno el ambiente y volvieron a recordar que existía el bar.

“Échale cinco al piano, peseta de un jalón
Y venga mi prietita, pa’ en medio del salón
Bailemos esta polca, la rumba y el danzón
Nomás se me arrejunta y verá qué vacilón”

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2 comentarios en «El último pistolero»

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