Astral
Andreina sufría lo indecible, sus padres eran intolerantes y desconfiados, la cuidaban de manera exagerada, hasta tal punto de manifestar miedo por perderla. Ella les decía: ¿Por qué tienen miedo? ¡Nada va a suceder!, pero sus padres continuaban igual.
Jhosep había logrado el amor de Andreina, en realidad se amaban mutuamente. Sin embargo, sus encuentros eran regulados por los padres de Andreina. Los momentos de intercambio amoroso, solo se presentaban, en el colegio, en los momentos del descanso. Abrazarse y besarse, les hacía mucha falta.
Cuando se despidieron, a la salida del colegio, Jhosep le prometió que para disfrutar de su amor debían encontrarse en los sueños y le dijo: espérame en tu lecho concentrada y paciente, en meditación profunda, entre un sueño celeste. Y no abras tus ojos, cuando sientas mi llegada porque se asusta la noche. Andreina cantando de alegría, subió al bus escolar, llevaba la esperanza de que esa noche, se encontraría con su amado.
En la mañana atravesaron miradas como exclamando: ¡nada sucedió anoche! A la salida Jhosep pensó: ¡Vuelve y juega! Se acercó donde Andreina y expresó:
—¿Soñaste conmigo anoche?
—No —contestó, a secas—, ¿y tú?
—No fue posible. Pero esta noche será, te prometo que llegaré silencioso con mi cuerpo galáctico, con la húmeda brisa de la inspiración. Y con aroma de incienso despertaré tu alma.
—Está bien, te espero —contestó Andreina.
Llegó la noche de anhelada espera. La luna, rebosante de luz, los premió con sueño profundo. Jhosep estrenó alas en un viaje estelar y en vuelo de ensueño llegó donde Andreina y, como rayo de luna, se filtró por la ventana. La miró en su lecho, hermosa como era: Su rostro sonrosado, sus párpados cerrados y sus labios color rosa. Se aproximó a su cuerpo flotando en el aire y acarició su rostro, y ella “despertó”. Jhosep le dio la mano y levantó su cuerpo que no era su cuerpo y le habló: cúbrete con mi cuerpo como si tuvieras frío que viajarás conmigo por el espacio estelar. Y en este sueño lúcido conocerás el amor.
Andreina estrenó alas, eran dos ángeles en vuelo por el espacio sideral. Se amaron en la distancia y en la cercanía de un beso y caminaron por cerros, llanuras, laderas; se bañaron en lagunas, arroyos y ríos; visitaron la luna, luceros, estrellas; y felices viajaron por el azul del cielo, cada vez más lejos en la dimensión astral.
Se amaron hasta el infinito llegando hasta un suceso fatal, ¡qué horror! Jhosep ya no despertó para ir al colegio; por otra parte, Andreina también se había ido con Jhosep. Sus padres lloraron lo indecible y hubo muchos comentarios por parte de sus compañeros de estudio. Cuenta la leyenda que, en la luna llena cuando está repleta de luz, se miran abrazados, estos dos enamorados.
Maestro, como siempre, un deleite leerlo.
Astral me llevó junto a esos jóvenes enamorados en su viaje eterno.
Saludos.
Gracias Yedenira. Me alegra que hayas leído estos sencillos cuentos. Felicidades, un abrazo.