Saltar al contenido

EL LAMENTO DE UN ÁRBOL

Edwin Peralta Martínez

Caía la descomunal noche y su inminente oscuridad generaba un ambiente tenebroso en el inmenso bosque, cuando a los lejos se escuchó un fúnebre quejido emitido por un despampanante cedro que se encontraba en el centro de la arboleda, enclavado en un hermoso valle bañado por un caudaloso río.

—¡No me mates, humano indolente!

—¿Cómo dices?

—Sí, como oyes. ¿No crees que yo cumplo con una función en el medio ambiente?

—¿Qué es eso? No tengo ni la menor idea —inquirió el leñador.

—¿No sabes humano de veras qué es eso? Hagamos un trato.

—¿Cual? —desconcertado preguntó el leñador.

—Cuando te des cuenta de lo que represento, me descuartizas, pero antes averigua la importancia del medio ambiente.

—Está bien.

Mientras el leñador se alejaba, en su mente rondaba la idea de buscar en el concepto emitido por el sabio cedro. No lo encontró por ningún lado, tal vez por las condiciones del diccionario: vetusto y desojado. Volvió de nuevo donde se ubicaba el cedro con para seguir su labor de corte.

—Volviste mi querido amigo.

—Sí, pero con una preocupación.

—¿Qué cosa? Dime —preguntó el cedro.

—No pude encontrar el concepto de medio ambiente.

—Entonces empieza a descuartizarme.

—No, antes me explicas el término del que hablas.

—Lo siento mi querido amigo, no puedo hacerlo, ustedes los humanos hacen siglos crearon esos términos y me extraña que no lo sepas.

—Entonces morirás con tú sabiduría, porque con tu carnosa leña me quedaré.

—¡No lo hagas! —exclamó el cedro.

—¿¡Cómo que no!?, si con esta leña ganaré mucho dinero.

—Solo recuerda esto: cuándo consigas el significado del cual te comenté, vuelves a este sitio. Te darás cuenta que perdiste los mejores años de tu vida creyendo ser un excelente leñador.

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (6 votos, promedio: 4,83 de 5)
Cargando...

1 comentario en «El lamento de un árbol»

Déjanos tu comentario