Nunca seré feliz
Apenas tendré unos cortos momentos de alegría,
unos insomnios cargados de recuerdo,
unos despertares con sueños muertos.
Apenas tendré unos pinceles rojos,
azules verdes y negros,
siempre me faltara el amarillo de tu pelo,
de los rayos del sol, del fuego.
Apenas tendré una bocanada de aire
en las mañanas para poder respirar el día.
Apenas oiré los cantos de las aves lejanas
a mi casa sin árboles y sin jardines.
¿No sabes, acaso, que te llevaste contigo el reloj,
las brasas, los girasoles, los limones
de la fuente en la cocina
y el diente de león que crece en la hierba?
¿No sabes, acaso, que ya no pinto estaciones veraniegas
porque el amarillo se fue contigo y no ha de regresar?
—Cálmate, tenemos el rojo de la sangre, el verde del prado,
el azul del cielo y el blanco de la nieve, la noche negra
no precisa colores pues te envuelve y te asfixia,
No necesitamos más que el mar, la espuma y un horizonte
donde se pintan todos y cada uno de ellos,
para que nosotros caminemos de la mano hacia la utopía
cierta de que no vamos a estar juntos nunca.
—Hoy nací, en un día gris, ayuno de rayos amarillos
que bañen mi cuna de calor, afuera suena el cielo
con un grito iracundo y necio.
Los dioses han querido que venga
para parar la tormenta,
Pero no me han dejado el Sol,
o si me lo dejaron, tú te lo llevaste.
Afuera ha amainado y se ha pintado
un arcoíris de infinitos colores
Pero falta el amarillo, te lo llevaste tú,
nunca seré feliz.
¡Anushka, lo lograste nuevamente!
Cada verso es el reflejo de ti; tristeza y añoranzas profundas.
Te envío mi saludo, desde México hasta la Patagonia.