Una escritora en el exilio
Mis frágiles dedos, igual que tentáculos, transportaban cada palabra, cada idea. Uno a uno los signos de puntuación eran armados por mí como si fueran parte de un rompecabezas.
(Lorica, Córdoba, Colombia. 1972). Forma parte del Chindau Literario - Taller de escritura creativa. Amante del flolklor, la cultura y la tradición oral de su pueblo. Escribe poesía y cuentos. Su inspiración la halla en lo cotidiano. Es autodidacta. Disfruta leer clásicos de la Literatura como Cortázar, Borges y Alan Poe. Cantadora de décimas y bullerengue. Ha participado en varios Festivales en Córdoba, donde ha tenido la oportunidad de cantar obras de su autoría.
Mis frágiles dedos, igual que tentáculos, transportaban cada palabra, cada idea. Uno a uno los signos de puntuación eran armados por mí como si fueran parte de un rompecabezas.
Esas eran las peticiones de Facundo a su amada Rubina. Fueron transcurriendo las cosas en forma tranquila, excepto cuando le tocaba viajar por el mar. Facundo era comerciante, vendía y compraba pescado en los islotes cercanos.
En mi entorno campestre me gustaba escuchar el sonido del viento en las ramas de los árboles, y de los pájaros, en especial del mochuelo a quien aprendí a imitar.
Melancólica melodía de ausentes emisiones. Corazón que sucumbes ante el ocaso, rojo eres como ardiente fuego reflejan tus latidos triste fracaso, no está henchido de orgullo tu ego.
Alborotado tu pelo negro sobre tu férreo pecho, punto oscuro que divide tu línea hendida donde mi torrente reposa como corrientes de aguas de manantial, la dulzura de tus labios fresas cosechadas bajo un tenue lloviznar.
Cierta mañana, una pequeña abeja que hacía su visita matutina a las flores para recolectar su polen se enteró del estado de ánimo en que se encontraba el Girasol.
Lucrecia de su cabeza desató una pañoleta verde vendando los ojos de su pequeño. Con las pocas fuerzas que le quedaban, cargó a su pequeño al que montó en la baranda de concreto.
Solo recuerdo un golpe en la nuca, no sé cuánto tiempo pasó, cuando me desperté me encontré en una habitación con un olor a humedad casi asfixiante.