Embeleco
Fui a buscarla y la usaré en un texto que alude a nuestros primeros tiempos donde los juguetes ordinarios, pero caros, eran un capricho y la abuela decía que eran solo un embeleco.
(Argentina. 1966). Escritora aficionada. Escribe desde la corta edad sobre temas cotidianos e imaginarios que trascendían en diferentes paisajes de Argentina. Aborda sus textos desde una visión triste y melancólica. Ha hecho ensayos y cuentos cortos, se esfuerza más en la poesía, pero logra un estilo conmovedor, romántico y a veces, audaz. A los cincuenta y cuatro años decidió dejar todo y marcharse al fin del mundo, una isla bonita donde escribir es parte de un empezar de cero.
Fui a buscarla y la usaré en un texto que alude a nuestros primeros tiempos donde los juguetes ordinarios, pero caros, eran un capricho y la abuela decía que eran solo un embeleco.
Más allá había un prado verde repleto de flores amarillas, había aroma a hierba verde, había vida… Una vida exultante, una vida llena de música y ronda, una vida con sentido propio.
Cuídate de lo que comas, para que no encuentres en cada bocado el placer excelso de nuestros almuerzos nuestras cenas y nuestras sobremesas.
No sé en qué día vivo, ni la hora que está transcurriendo. Me he olvidado de mi edad, de nombre y de mi sexo. No sé si he sido animal, persona u hoja al viento.
Y en caja con moño se entrega intacta una esperanza en buen estado, de buena calidad pese al mucho uso. Se retira todo en el umbral de esta, una casa desmantelada, fría y abandonada Lo antes posible…
En su rostro brilla una sonrisa perpetua un ensayo de positividad
que a nadie convence… Lleva anteojos enormes pues esconde en los ojos la verdad de sus silencios.
Tejo en horquillas rojas un recuerdo retorcido que reemplaza al llanto caminan a mi vera los fantasmas se recuestan en la almohada una lágrima negra agita los lienzos….
Quinientas palabras para mejorar mi escritura. «Mejor aún durante la noche cuando el ego está cansado y es fácil derrotarlo», dijo el maestro. Sonreí mientras lo escuchaba ¿Qué clase de ego es quien siempre maldice todo cuanto soy, yo y siempre yo…?
Es de siesta y tú te pones a coser en esa máquina que traquetea al ritmo de tus pensamientos, como un pájaro carpintero que no te deja olvidar.
Yo te esperaba contenta, en una cama muy blanca, al sonido de la noche, se unían nuestras palabras.
Tus frases cual terciopelo, me dejaban extasiada, y todo el mundo no existía…