La casa de los lirios morados
Esa noche llovía torrencialmente y su automóvil se detuvo justo en frente de la casa de los lirios morados. El nivel del agua comenzó a subir en la calle y la radio de su taxi dejó de funcionar.
(Argentina. 1966). Escritora aficionada. Escribe desde la corta edad sobre temas cotidianos e imaginarios que trascendían en diferentes paisajes de Argentina. Aborda sus textos desde una visión triste y melancólica. Ha hecho ensayos y cuentos cortos, se esfuerza más en la poesía, pero logra un estilo conmovedor, romántico y a veces, audaz. A los cincuenta y cuatro años decidió dejar todo y marcharse al fin del mundo, una isla bonita donde escribir es parte de un empezar de cero.
Esa noche llovía torrencialmente y su automóvil se detuvo justo en frente de la casa de los lirios morados. El nivel del agua comenzó a subir en la calle y la radio de su taxi dejó de funcionar.
Carla tenía el cabello rojo, ensortijado y brillante; le caía y bamboleaba de un lado al otro cuando trotaba alrededor de la plaza.
Presientes y husmeas que aún no se ha ido, hueles la carroña de lo que no olvido. Mi pena eres tú, negro pajarillo…
Y nos lo estamos perdiendo.
Ponte el antifaz, bailemos.
Oye la música deja el silencio.
Hoy es mañana y aún te quiero…
El frío traspasa los huesos y la lluvia en las ventanas. La noche que es impiadosa me dice que quizá mañana.