Lardus (criatura amorfa)
El gato de Esteban no podía leer mis movimientos, ni mucho menos yo, lograba descifrar sus aullidos o sus gestos; los peces de Coran, ni que decir, solo ojos en medio de colores abigarrados.
(Ipiales, Colombia, 2001). Estudiante de Filosofía y Letras en la Universidad de Nariño. Ha publicado textos de poesía y narración en las antologías: Pinceles, prosas y poemas al viento. Poemas bárbaros, hijos del chapil. Escritos de Cuarentena, Letras para salvar el pellejo.
El gato de Esteban no podía leer mis movimientos, ni mucho menos yo, lograba descifrar sus aullidos o sus gestos; los peces de Coran, ni que decir, solo ojos en medio de colores abigarrados.
A los meses se hizo todo en mi contra, y hoy soy un desdichado prisionero, me la pasé en la única ventanilla de la celda, buscando en el cielo un pedacito de alas de la Madame…
El niño había muerto, hay quienes afirman que su muerte demoró tanto que aprovechó para soñar con un hombre que huía del anzuelo, empero, un espejo lo aprehendió sin piedad.
Cuando Efraín salió en la mañana del miércoles a muy tempranas horas, impulsado por el rescate de ideas y meditaciones que lograban remover la conciencia por épocas, lo que advertía su precariedad…
El silencio evaporó sucesos y provocaciones que buscaron esperanza en pequeñas ventanas,
y en aquellas persianas y por sórdidos tragaluces
Empezaron cuatro y unos tantos,
cantos a la brisa que se grafitearon en las fachadas de casas, edificios vitrinas y comercios.