La elegante
La mujer de la venta de la esquina la observaba con extrañeza, manotear al principio, cruzarse de brazos después, hablar.
La mujer de la venta de la esquina la observaba con extrañeza, manotear al principio, cruzarse de brazos después, hablar.
Pero la idiotez es como todo en la vida, se compone de finales, puntos que separan esto de aquello.