Si fuera poesía
Si yo fuera un poema
la más bella elegiría
y la rosa de Inglaterra
Daría a luz en invierno.
Si yo fuera un poema
la más bella elegiría
y la rosa de Inglaterra
Daría a luz en invierno.
Tocar tu pecho, deslizar mi mano, llegar a lugares ocultos que solo tu conoces, sentiste por mí, vibraste por mi, te lubricaste y te viniste en mí.
Los ojos se despiden con la promesa del próximo puente, nos marchamos lentamente. Tranquilo que en cada despedida también hay esperanza,
la esperanza de la distancia, me susurra al oido el fantasma que con tu nombre me persigue.
Pasajes anónimos a las rejas de la escuela los días de los recitales. La mirada cose el dobladillo de los recuerdos más allá de la acera de colillas y desperdicios y luces navideñas de la Navidad ajena.
Macarena, la hija favorita de García Norambuena, el ricachón más renombrado de la ciudad. La pequeña rubia, arisca, malhumorada “piernislargas” debía todas las materias del colegio y su padre estaba bastante molesto con sus calificaciones que, de seguir como iban, la inhabilitarían a ingresar a la universidad que él había soñado para ella.
¿Qué pasó? No lo sé me senté y no llegó la noche se oscureció mi habitación ya no huele a ti estabas, pero no estabas solo tu sombra quedaba…
Las poesías de amor se convirtieron en anhelos y suspiros del pasado, porque hoy en día solo llegan mares de lágrimas en mis versos.
Contando en sonidos de flauta estribilla contactos con seres, disturbios, fantasmas. lo oscuro, lo opaco, mi ser derretía a trozos caía y lo nocturno me ataba.
No creo en nada y todo es tan real,
después de tanto llanto y desconsuelo descubro que ya todo esto es pasado y que mi cuerpo lacerado tendrá que soportar muchos inviernos.
la vibración de tu transmisibilidad. La memoria está entretejida con la inspiración infinita de la persona multidimensional que, desobediente por naturaleza, define su trayectoria
sin fin.