Quimera
La guerra abortó manojos de odios dispersó enjambres de quimeras en ahogadas mentes humanas que no saben cuándo ni dónde dejaron de ser los que fueron para ser mercenarios a crédito.
La guerra abortó manojos de odios dispersó enjambres de quimeras en ahogadas mentes humanas que no saben cuándo ni dónde dejaron de ser los que fueron para ser mercenarios a crédito.
Que rimara con el acorde del viento y con la melodía del mar. Qué con pronunciarlo me hiciera sentir en la piel, el sol y la niebla al mismo tiempo. Un poema solo, sin aplausos ni escenarios.
Hablo de un recital en la Mandrágora
de un verano en Praga, de esquiar en Bariloche, de que eres la erección canónica del pecado, la fisura de la eternidad el exilio y el retorno.
Se habla de la vida y de la muerte:
De impunidad y sacrificio, del que sueña y emprende, del soldado y el campesino. Se murmura de temblores y guerras, del exilio y la condena, ¡Del rico y del pobre!
Pequeños momentos de recuerdo cuando estabas cerca de mi Entonces bordé nuestros besos…
De todo lo mundano, ahora estoy liberada, Sin embargo, recuerdo mi infancia por la polio marcada, La buena salud nunca fue mi aliada.
Los imperfectos son personas extrañas, es agonía trasmutada en poesía, es un canto impedido para mitigar el dolor, pero lo acepta y esa es su mayor virtud, después de la riqueza de sus giros idiomáticos y la exuberancia de sus figuras distintivas, complejas pero inteligibles.
Me regocijo en un recuerdo grato y en una canción de los ochenta con el sonido armonioso de las olas con la soledad o con una reunión donde se crucen abrazos como los de antes.
Te doy mi olor vestido solo de un verso de amor. Café tostado sentimiento de otoño de dulce primavera quien ahora descansa de nuevo esperarte un día en el florecimiento del amor.
Cerca a los morichales del infinito llano, se agitaron los pechos en pasiones secretas. Con besos y susurros al canto de jilgueros,
bebimos nuestro amor embriagador y tierno.