La voz de unos jóvenes
Empezaron cuatro y unos tantos,
cantos a la brisa que se grafitearon en las fachadas de casas, edificios vitrinas y comercios.
Empezaron cuatro y unos tantos,
cantos a la brisa que se grafitearon en las fachadas de casas, edificios vitrinas y comercios.
Sin la necesidad de los perros que aúllan a la luna Y huyen de la vida Camino por las calles sin destino y sin sentido.
Me acordé de tus consejos y tus
promesas también lloré por mentirte
Esa puerta al sol al despuntar el alba, esa entrada a un mundo perfecto, un retazo de cielo que me llena el alma.
Alteraste la trama de mi blusa
y con tus dos últimas frases
renunciaste a mi poesía y mi sangre.
Rodaba la cinta y se escuchaban rumores de luces que coloreaban la nada, que surcaban a unos cuantos pies de altura.
Como perros callejeros deambulan algunos sueños con andrajosos trapos escondiendo, tal vez, su verdor.
El amor es irremediablemente el motor para la construcción de poemas hermosos, como el que acá se presenta.
La pérdida de un ser querido produce un dolor indescriptible. Un abuelo nunca muere.
Las costumbres de los pueblos siempre serán el caldo de cultivo para un buen escrito.