Entre piedra y agua
La vida late —sí— con sus símbolos de barro, con sus plegarias de resignación. Somos tránsito entre piedra y agua, ni mármol ni estatua: apenas niebla
con la esperanza antigua de que otro mundo nos aguarda.
La vida late —sí— con sus símbolos de barro, con sus plegarias de resignación. Somos tránsito entre piedra y agua, ni mármol ni estatua: apenas niebla
con la esperanza antigua de que otro mundo nos aguarda.
Puede ser el día la espera de la luz explosión de un color a escondidas la flor créeme -luz de un día-
Julio la había conocido en un bar gay. Se consumieron con los ojos aquella noche de octubre. Llovía. Reconocieron, casi de inmediato, que se necesitaban.
Sería hermoso mirarlos mientras escribo y pienso, mientras aprieto, contra el mío tu pecho. Mucho mejor sería, cerrarlos con un beso.
Mujer guerrera, hambrienta de sueños, con ese saco de sal que arrastra con mucho esfuerzo
eres toda una diosa, mujer wayuu eres preciosa
todos se deslumbran que mujer tan majestuosa.
Quise alejarme de allí. No tenía sentido acompañar el cadáver de desconocido. De repente, me asaltó la esperanza de que Campbell viviera. Ostensiblemente, un temblor que me venía de adentro me hizo callar mientras los mariachis cantaban canciones de Juan Gabriel para el supuesto Campbell.
En tanto nada la seduce, su cocina es tan blanca igual a las margaritas, las ventanas tienen cortinas a cuadros azules claros descoloridos, muy pequeños; el cuchillo para cortar Quttin con alveolos, es una hoja que resuena sobre la tabla de picar.
Fuerzas le quedaban, todavía; voluntad, mucho más. Vuelve a pujar, una vez, otra… Y ve la criatura asomar por la cavidad. Lo sostiene luego entre sus manos y, con una tijera de cortar papel, corta para siempre el cordón que la une a él; era un varoncito.
Solo la persigue, para hacerla fuerte
e indestructible, quien quiere convertirla en un río de flores y en un mar de besos…
Es lo que anhelo en esta vida. Mi vida está llena de ti, te siento en cada paso que doy, hoy quiero que vuelvas a mi…