Contigo encontré mi lugar más bonito. Las estrellas a tu lado pierden el brillo tan solo con el resplandor de tu mirada. Mi corazón golpeado encuentra la paz cuando nos miramos sin decir una sola palabra.

Disfruto escribir poemas y poesías para ti, y más cuando imagino tu sonrisa y tu mirada, tan dulce y cálida como aquella noche en la cabaña. Desde nuestro primer beso colecciono todas tus caricias, tus besos los tengo tatuados, y tu voz grabada está en mi memoria.

Colecciono recuerdos de alegría, tu mano y la mía juntas al paso de la brisa fría, en la playa o en el parque por la noche, después de una larga caminata. Yo como loco contando historias unas más tontas que otras, pero, ¡qué hacer! Amo oír tus carcajadas, son tan hermosas, tan perfectas para mi espíritu y calman mis demonios sin mucho esfuerzo.

Antes estaba ciego, ahora me siento libre por tus besos. Tus buenos días son la mayor energía para librar todas mis batallas, y ni hablar de la tranquilidad que me generan tus brazos al rodearme.

Quiero que bailemos en la plaza del pueblo tu música favorita, hasta la buena mañanita, luego reír un poco más de cada locura que se esconde entre las miradas de amantes inocentes o delincuentes por robar en cada uno más momentos llenos de esta magia que nos rodea.

Escuchar tu corazón hasta que den las 12:00 p. m., para luego irme. Y entonces, vuelvo a tu casa una y otra vez, y con flores te demuestro cuánto te amo. Toco tus labios con los míos, hasta dejarte sin aliento, al tiempo que debajo, nuestras manos se aferran la una a la otra con los dedos de testigos, mientras te mantienes empinada rozando la sensación más bonita, el beso de tu ángel guardián.