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VAGABUNDO

Rikardo Pantoja

 

Cero

A los treinta años se empieza a envejecer y hay que aprovecharlo todo».

Albert Camus – La Peste.

                                  

Camino con huellas de gigante.

Soy el yo que todos desconocen, una figura en el camino, la moneda que fácilmente sentencia su suerte.

El espejo que habla fuerte, un mar que no traga y todo lo devuelve

El volcán que abre sus secretos para acalorar la vida

El vacío donde cabe Dios y el Universo

El testamento del último latido

Y creo también que seré, el error de algún crítico.

Entre todos los destinos, soy quien pierde su memoria, dejando bajo las arenas el final del tiempo.

El cero, que siendo nada, tiene un valor absoluto.

Soy el ruido con un clima perfecto

El viento donde las abejas sueltan el polen de lo eterno.

 

 

Olvido

Yo te escogí entre todas las mujeres para que repitieras sobre la tierra mi corazón que baila con espigas o lucha sin cuartel cuando hace falta».

Pablo Neruda – Los versos del capitán.

 

Fueron sus labios el fuego del infierno

El mundo giraba en sus ojos

Sus manos derretían cualquier invierno

Y en sus silencios, despojos.

Ella era la luz en todos los climas

Su cuerpo el Pacífico, un mar abierto

Un orgasmo, un viento en las cimas

El espejo, porque el corazón ha muerto.

Todos los sonidos, un recuerdo

Un abismo del que se huye

Una guerra que negó su acuerdo.

Ella fue mi más sincera noche

Las palabras de un río que fluye

Ahora su sonrisa, un simple reproche.

 

 

Vagabundo

Existe un espejo que se rompe en las mañanas, su sonido preña la vida con ansias de bautizar un nuevo día.

Anclar la memoria del alma antes de que recuerde su quimera y abra sus alas

El edén no tuvo una historia bañada en canciones.

Los reyes caminan por el mundo dejando sus huellas como anzuelos a la espera de necios.

Existen lugares que me observan y noches donde me acechan los ojos que me escuchan.

Se mantiene el mismo curso para recordar el camino y no volverse noctámbulo contando la misma historia.

Desde la mañana leo los azules que danzan entre el cielo, el horizonte puede ser su testamento.

Espero no tener un reflejo con quién dormir.

La otra orilla de la noche espera a quienes escapan del sepulcro del tiempo

Aún existen manos que, al tallar el mármol esperan encontrar aquello que los poetas nunca guardan bajo llave.

Espero volar cuando el mediodía encienda sus antorchas en el meridiano setenta y siete.

 

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