En el interminable tránsito de las almas,

busco a la de Frida Kahlo,

Quiero conectar con la vida, de esta hermosa dama.

Se presenta ante mí,

Perfecta e inmaculada,

Tal como llegan las almas,

que dejaron atrás este mundo y sus chorradas.

Cuéntame, Frida, lo que hay en tu alma:

«De todo lo mundano, ahora estoy liberada,

Sin embargo, recuerdo mi infancia por la polio marcada,

La buena salud nunca fue mi aliada.

El dolor físico te aísla y te marca;

eso caló muy hondo en esta alma,

Solo mi amado padre entendía lo que me pasaba.

Un terrible accidente,

Cuando mi juventud empezaba,

Casi destruye mi cuerpo,

Pero nunca a esta alma.

Con gran entereza,

Resistimos, interminables meses de recuperación,

Para cuando el cuerpo no ayuda,

Siempre estará tu corazón.

Empecé a pintar, como escape a toda esta situación,

Con un caballete y un espejo;

Mi madre me dio una esperanza de vida.

Un poco más restaurada,

Quise seguir mi vida,

Lejos de aquella cama,

Fui a buscar a un hombre que admiraba.

Diego, un artista de gran talla,

Fui a mostrarle mi obra,

Y terminé enamorada,

Una boda selló nuestros destinos.

Poco tiempo después,

Un bebé venía en camino,

Mi corazón por fin se sentía llenito,

Pero mi cuerpo expulsó sin vida a mi angelito.

Mi vida otra vez se veía caer,

Si te casas con el viento,

Nunca lo podrás tener,

Odié a Diego tanto como lo amé.

Pero soy fuerte y obcecada,

Aprendí a Diego amar y por él ser amada;

Cada pena que mi corazón llenaba,

terminó en mi arte plasmada.

Traiciones, infidelidades, abortos,

Y la desolación de mi alma,

Hicieron que algunos “surrealista” me llamaran.

Esta es mi vida…

Y de surrealista no ha tenido nada,

Ojalá fuera un sueño de mi tierna infancia,

Cuando mi padre mis penas acunaba.

Pero son mis vivencias,

Y no reniego de ellas,

Me forjaron aún más valerosa y arrojada;

Y las comparto con el mundo,

Para darles esperanza».

Después de conocer a Frida,

Me quedo sin palabras,

Mi corazón vibra con una fuerza desbocada.

Agradezco su presencia y la invito a regresar

a disfrutar la inmortalidad de las almas.