CABALLITO DE MAR
Catalina Pérez
TAQUIPNEA
I
¿Cuánto de olas apacibles jugueteando con la arena
tienen los sonidos de tu nombre?
¿Cuánto de viento enardecido
tiene el llanto que rebota en las paredes?
¿Cuánto de ave en vuelo
tienen tus manos buscando las mías?
¿Cuánto de raíz sujetando lo profundo
tiene la forma en que te aferro a mi seno?
¿Cuánto de montañas ocultando los caminos en invierno,
tiene lo espeso que se detiene, en la enramada de tu pecho?
¿Cuánto de silbido cansado de pájaro
intenta escapar por tu espalda?
¿Cuántos de mis miedos se agitan desesperados
en los cóncavos huesos que reprimen tu respiración?
II
El viento por sí solo carece de ruido
Precisa empujar con fuerza las altas palmeras,
o rozar el agua hasta confundirse
con el salto de un delfín,
a veces necesita estremecer las ventanas,
avivar las brasas,
perturbar la tormenta…
otras tantas
cae en estampida sobre el vacío de los acantilados
y regresa sobre sí.
No es el viento capaz de imaginar sonidos
se contrae tímido y es tan solo un murmullo.
Sin embargo, a veces,
se escurre inocente entre pequeños alvéolos
desconoce el líquido que lo detiene
y llega a extraviarse en su propio silbido.
III
Un tambor ahuecado percute ronco dentro de ti.
Aún no has aprendido del árbol
el armonioso ritmo del aire,
aún no has escuchado del río
que la vida consiste en no dejar de fluir,
aún no se contrae el infinito
en el cerrado círculo de tus dedos
rodeando mi meñique.
CABALLITO DE MAR
Al hijo que no alcanzó a ver la luz.
Allí
Oculta
entrañas adentro
en el País de los “sin nombre”
la vida estalla sobre sí
acurrucada en una lágrima.
Entonces
el corazón elige quedarse dormido,
ausente
la canción, le da ritmo al silencio.
Sometido el imperio del reloj sin agujas,
el metal ahuecado irrumpe en busca de rojos marchitos.
Los ojos se fijan en la blanca luz
contemplan en la sombra un rostro menos gris
unos brazos semejantes al viento.
Detrás de la ventana
una mujer arrulla su dolor en secreto.
(Zipaquirá, Cundinamarca, Colombia. 1983). Administradora de Empresas. Publicó su primer libro Cien lágrimas para una sonrisa (2000). Perteneció al Taller literario Manuel Zapata Olivella, de la Corporación Universitaria del Caribe – Cecar, en Sincelejo. Segundo puesto de los juegos florales de poesía Sincelejo (2003); primer puesto compartido de los juegos florales de poesía Sincelejo (2005). Co-fundadora del Taller literario Ágora, en el departamento de Sucre. En el año 2007 publicó su segundo libro «Sosteniendo la tarde». Co-fundadora de la Fundación Vozética, para la promoción de lectura y los derechos humanos (2011). Sus textos han sido publicados en suplementos literarios del Salvador, y la antología de la Universidad del Sinú «La spleen del Sinú». Miembro del colectivo «Las oscuras golondrinas» y del taller «Chindau». Hija adoptiva de Sincelejo Sucre. Actualmente, reside en la ciudad de Montería.
Gracias por regalarnos algo tan hermoso