El Alcalde entendió la urgencia de sistematizar la información para enfrentar la pandemia, coordinó los datos con los municipios vecinos, luego reunió los registros médicos y personales de la ciudadanía para cruzar la información.
Su estrategia enlazó tres factores: 1- Un estudio agresivo de los focos de contagio, en especial mercados, oficinas y tiendas. 2- Buscó los contactos que hicieron los casos positivos, para aislarlos a tiempo, por cada caso positivo, se tomaron 40 muestras a sus allegados para evitar el contagio. 3- Atención oportuna a las personas contagiadas, hoy la mayoría se ha recuperado. El Objetivo: «Ganarle tiempo al virus».
El Alcalde entendió que hay tres curvas. La de casos importados, la de las personas cercanas y la de los que no tienen conexión. Esta última es la más peligrosa, cuando no se sabe quién los contagió, el virus está fuera de control. En esos casos de manera urgente hizo cercos epidemiológicos. El error más peligroso es dejar de buscar a los contagiados y no hacer los cercos. Si se deja de buscar, se pone en riesgo a todo el mundo.
Cuando apenas se inició la pandemia, el Alcalde organizó una plataforma con la información de más del 60% de toda la población de la ciudad; con ella cruzó datos, ubicó enfermos, a sus familias, hizo pruebas al primer círculo de personas relacionadas, luego hizo cinco círculos más a la redonda, a toda la cuadra, para encontrar casos positivos. Se les prohibió el uso de transporte público.
Las organizaciones mundiales estiman que el virus va a contagiar del 50 al 80% de la población total, por eso hay que ganar tiempo para salvar vidas, se deben conseguir ventiladores, espacios de aislamiento y camas de atención.
Desde el primer infectado se hicieron exámenes en las casas, NO ESPERÓ A QUE LOS ENFERMOS FUERAN A LAS CLÍNICAS. Hizo seguimiento continuo, con llamadas diarias, para saber si la persona estaba bien, si estaba en su casa, con quién vivía, cuando las personas vivían solas, se las visitaba. El Alcalde puso policías de civil frente a las casas para mayor control.
Él autorizó salir a hacer deporte; a tomar el sol, tan necesario para fortalecer a la población, pero cuidando el horario para no mezclarse con la que sale a trabajar.
Estamos hablando del Alcalde de Medellín, Daniel Quintero, que no se quedó encerrado, salió a buscar a los enfermos. El 6 de mayo reportó 270 casos positivos y 3 fallecidos, en un municipio cercano a los 3 millones de habitantes y una población metropolitana de 4 millones (diez municipios del Valle de Aburrá). Recogió la información de 2’200.000 personas en la plataforma “Medellín me cuida”. También tiene claridad que a largo plazo se contagiarán 3 millones, para lo cual se está preparando con tiempo.
Como si su población no fuera suficiente preocupación, también ayuda a la numerosa población venezolana radicada en su municipio: migrantes que sufren más que los colombianos, sin patria, con maltratos y sin seguridad. Los atiende y, ayuda a quienes deseen volver a su tierra.
Ipiales es 20 veces más pequeño que Medellín, tiene igual número de víctimas mortales que la capital antioqueña y, proporcionalmente, debiera tener 15 enfermos, pero tiene hasta el momento 97, la más alta del país. Este es un índice claro de descoordinación en el municipio; las cosas no se están haciendo bien.
Felicitaciones a los paisas, que votaron por un alcalde con verdadera experiencia y conocimiento, con resultados efectivos reconocidos a nivel mundial, en una de las urbes más grandes del país y de Latinoamérica.de
Me gustó por las medidas de prevención que hizo ante la pandemia y que siempre quería estar un paso adelante.