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SONETOS CON VERSOS ALEJANDRINOS

Roberto Henríquez Izquierdo

 

Locura Donde Tiemblo

Vaivén sobre tus pasos, mi colegiala hermosa
con labios tentadores y besos fugitivos,
con delicadas manos, con dedos compasivos,
ritmo fluye en tu voz, cual melodía en prosa.

Plácido mar de gozo, son tus ojos azules,
con un rostro ovalado, carrillos color rosa.
Blonda tu cabellera, una guirnalda posa
con cristales de luces y flores de abedules.

Dulce enjambre de besos, mora en tus labios rojos,
me miras, yo te miro, aumentan mis antojos
unamos nuestras manos, en aplausos de dalias.

Se mecen mis palabras, cuando habla tu sonrisa,
te licuas en mis brazos, como escarcha de prisa,
mi más bello entusiasmo, locura donde tiemblo.

 

Palabras de Labios Perfumados

Mis palabras resecas, cual hojas en otoño,
mis brazos de letargo, de alegría agotados
viajaron junto al viento con caricias de luto,
les pedí que me lleven al calor de tu sol.


Se encuentran solitarios mis jardines floridos,
perdieron la ternura de tus rosadas manos.
Mis ojos no te miran en mis noches de ensueño,
ya no besa tus senos mi deprimida boca.


Llegó un fresco invierno, llegó la primavera
y este reseco árbol renació en sus hojas
con aroma en palabras de labios perfumados.

Sé que el amor no sabe de dolor ni rencores,
solo de las caricias de tus amados brazos,
solo de la ternura que entre los dos se hermana.

 

Con Caricias Silvestres

Sabes, soy solo un bardo, exaltando tu amor,
tu vivo albor que brilla, en bella blanca rosa
con una vida intacta, amable ¡Tan hermosa!
Habernos encontrado, ¡para los dos mejor!

Estás en mí, cual alba, repleta de candor
como tierna violeta donde el deseo posa,
como cálido nido donde mi amor reposa,
cual fuerza de ternura, exaltada en fervor.

Los dos entrelazamos, diáfana primavera,
somos níveas garzas y joviales turpiales
viajando al titilar de estrellas matutinas.

Y cual noche silente, que en la tarde se espera
dúctil, llegas a mi aliviando mis males
con caricias silvestres de manos cantarinas.

 

 

Se Fueron Por Siempre

Los capullos podados sin reflexión alguna
sus pétalos dispersan marchitos por el viento
no obstante, tierna lluvia les refresque su cuerpo,
ya serán flores muertas, muertas continuarán.

Bellos días que fueron de amor en abundancia
donde pródigos fuimos de caricias y besos
con sutiles fragancias de amores y de versos,
días que se marcharon, no volverán jamás.

El trinar de las aves que llegaba al balcón,
melodías hermosas que alegraron tus oídos
viajaron en silencio, nunca se escucharán.

El calor de tus manos sobre mi piel cansada,
esos abrazos tibios y los cálidos besos
ya se fueron por siempre, para no regresar.

 

 

Canciones de Almíbar
con Voz Silenciosa

Te miré en la calle, reluciendo de hermosa
con tu esbelta figura, caminabas en danza,
vibró mi corazón, colmado de esperanza
por volver a besar tu boca candorosa.


Tu blanca piel palpando, un pétalo de rosa
de volátil perfume, ¡esta dicha no alcanza!
Se retorna en instantes en amable bonanza,
en algunos momentos, evasión espinosa.


Me siento prisionero por toda tu belleza,
por esos labios rojos, por tu voz melodiosa,
por tu amor reflejado, con ojos de tristeza.


Te ofrezco mi cariño con caricia copiosa,
con gajos de dulzura y abundante terneza,
con canciones de almíbar y con voz silenciosa.

 

 

Se Deslustra el Espejo
con Aquella Locura

Alegres como el canto son tus amables besos
con esencia encantada, aromada por flores,
reluciente entre el bosque en ligeros verdores
en ardoroso poema con celestiales versos.

En mi cuerpo posaron tus abrazos traviesos
con afables caricias, con tus tiernos fervores.
Se desbordó mi mente de apacibles olores
entre una dulce mística de inmensurables rezos.

Se deslustra el espejo con aquella locura,
se licuan con el tiempo tus afables fulgores
y es viajero el encanto, solo queda amargura.

Y nació la penumbra, agonizó el día
donde me dominaron los sutiles temores,
ya no habrá otro tiempo y nunca serás mía.

 

 

Sonatas de Chorro Cristalino

Cantaba airosas notas, un pardo ruiseñor
desde mi ventanilla, alegre serenata.
Eran finas sonatas de chorro cristalino
en hermoso y sonoro, preludio musical.

Frente al raudo compás de tenaz aguacero,
trocó en sinfonías de rebosantes trinos.
Llegaron a mi oído como frondoso almíbar
a calmar mis dolores y mis tristes lamentos.

Siento como mi cuerpo palpita y ¡Se estremece!
Porque no estás conmigo, junto a mi corazón,
sin adiós has viajado, sin decir hasta luego.

Sabes, estoy presente, a través del olvido
buscando tus caricias, tu soñado perfume,
desde el duro peñón de tu feroz ausencia.

 

 

Versos muy Pálidos y Solos

Soy viajero entre versos muy pálidos y solos
deseando ser capullo de pétalos colmado,
corola perfumada de variados colores
y dormir suavemente, en sus blandos efluvios.

Ser un maduro fruto, en dulce primavera,
que lleguen hasta mí, tiernas aves cantoras.
En jolgorio la fauna, bese todo mi cuerpo
y sentir sus caricias, su emotiva mirada.

Anhelo ser arroyo, destrenzada cascada,
un alba en blancas rosas, un sol en regocijo.
Seguir solitaria huella, cual trazo del destino.

Deseo ser olvido, entre sutiles vientos,
olas esplendorosas de caudalosos mares
que besan toda playa, que llegan y se van.

 

 

Versos que Llegan a tu Ombligo

Se agitan mis pupilas solamente al mirarte.
Palpitante mi sangre, paseo maravilloso,
viajando por la tierra y dentro de los mares
y por las autopistas de mis azules venas.

Blonda tu cabellera, cristalina cayendo
como penumbra oscura, terciopelo en la noche,
sobre mi ansioso cuerpo, en mi esencia, en mi lecho,
como sublime poema de inmarchitables versos:

Son versos explicando tu melosa mirada,
son versos explicando tus atractivos besos,
son versos explicando tus suculentos labios.

Son versos describiendo tu silueta torneada,
son versos describiendo tus nutridas caderas,
son versos y más versos, que llegan a tu ombligo

 

 

Una Sinfonía de Besos

Felicidad en copa, de fiesta perfumada,
arrullo de galaxias y de atractivos cielos,
cúmulos de arcoíris de inmortales colores
es tu encantador cuerpo, tus mimos, tu mirada.

Con tus azules ojos de mar adormecido
mi amor interceptaste dentro de mis pupilas,
en eterna fragancia, habité en tus flores
con destellos de luz, reluciente acuarela.

Es tu púrpura boca, sinfonía de besos,
emanación sutil de los claveles rojos
en armónicas voces, amores y embelesos.

Caminar lentamente, por tu rostro quisiera,
con mis ansiosos brazos, con ternura estrecharte,
así hacerte mía y por siempre adorarte.

 

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