Sueños de calaveras
Se paseaban sin compasión los ángeles negros, había un velorio donde pululaba el aroma a gladiolos y azucenas. Mirtha lloraba por su ser querido, su padre.
(La Florida, Nariño, Colombia) Escritor del género narrativo. Incursiona también en el género poético con poemas en verso libre, versos de arte menor y de arte mayor. Ha escrito obras didácticas en Educación Musical y Lecto-escritura; dos de ellas reconocidas por el Ministerio de Educación. Miembro del Taller de Escritores Awasca de la Universidad de Nariño.
Se paseaban sin compasión los ángeles negros, había un velorio donde pululaba el aroma a gladiolos y azucenas. Mirtha lloraba por su ser querido, su padre.
Arde entre piedras proyectadas y entre cristales destruidos. Arde entre el grito de protesta y entre las palabras silenciadas.
Preocupada, empezó a observar a sus compañeras de estudio que tenían la misma o aproximada edad. ¡No puede ser!, ¡ellas ya están completas! ¿Qué me pasa? Llegó a casa se miró en el espejo y gritó: ¡Este espejo no sirve! ¡Este espejo no sirve!
Una noche, Dionicio llegó a su casa embriagado y lo primero que hizo fue prender su equipo de sonido y colocar, a todo volumen, su música.
Hojas cayendo juegan a la ronda, Intercambio natural.
Luego, se acercó a los padres de Fi-Fi y dijo: Debe cubrirse con una bufanda para ir a la competencia, debido a que la falta de control en su fuego, se debe a una alergia al frío.
Mi familia es una nota, un hogar y una canción cuatro personas unidas en un nidito de amor palpitando todas juntas en un solo corazón.
Fértil es tu cuna que mece las flores
Y que suavemente hace caer los frutos. Arrullas la flora y también a la fauna para que siempre sueñen con la primavera.
Hagamos de nuestros cuerpos un nido, con galas de un romance en terciopelo, donde no persistan los muslos del olvido. ¡Acércate!, a mí, vivamos nuestro cielo.
Apareció un instante de muerta primavera, poblado de fantasmas en murmullos, y entre noches de nostálgica música, entre sombras en negro terciopelo…