La muerte aquí viste de verde y no de negro
y danza al lado del hombre que acaba de matar;
la muerte aquí suspira sus estrellas
en rostros de aquellos que por su lado ve pasar.
La muerte aquí patrulla los caminos
empuñando armas con insignias del Estado;
la muerte aquí transforma sus difuntos
vistiéndolos de botas, brazalete y camuflado.
La muerte aquí entrena otros oficios
y aprende nuevas especialidades:
desplazamiento y despojo de su tierra al campesino,
violación de niñas y un sinfín de atrocidades.
La muerte aquí se cambia el nombre
y marcha recta sin bajar la frente.
Condecorada y ascendida
así es aquí, en mi país, la muerte.