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CORREO DE LA NOCHE

Juan Carlos Acevedo

 

TÚ ME HACES POSIBLE

Decidí cambiar los días por palabras

y mi mundo a dos tintas

vio hacerse la música

cuando pasaste a mis páginas.

La poesía fue mi elección

 -el insomnio me persigue desde entonces-

tú elegiste ser lámpara sobre el río del tiempo.

Habito una región entre el trópico y la selva

mi escudo es la palabra guerra

tu dices que no tenga miedo a la palabra corazón.

Desde niño mis manos cerradas

han sido puños certeros en el ojo del enemigo

hoy las abres para acunar tus miedos.

En mis días mejores

decidí habitar el territorio amorfo de la noche,

hoy me das tu cuerpo tibio

como hogar para mis pesadillas.

Yo escogí la soledad,

tú pusiste un niño en mi camino.

 

Tú me haces posible.

Sin ti apenas sería poco más que un fantasma

que habita entre fantasmas

en un país a medio nacer.

Todos sabemos

que el Poeta es un fantasma

menos tú que me ofreces tu casa.

Así, sin pensar mucho en ello,

recojo agua entre mis manos

para lavar mi sombra y continuar.

 

 

DIARIO DEL OLVIDO

No sé dónde fuiste

con el último estallido de la guerra.

¿Dónde estás?

He olvidado tu país. 

Viene tu recuerdo a estropear

la débil paz en que creemos

y no puedo saber cuál es tu aroma.

Tal vez tenías una esencia andina, vegetal.

 ¿Dónde estás? 

¿Cuál es tu nombre?

Quiero olvidar ese olor a pólvora

que mancha los días

en que la felicidad se escondía bajo tu falda,

pero el olor de la guerra es lo único que queda.

 

Con mis manos te invento

bajo un campo sembrado de café.

 

 ¿Quién me asegura que sobreviviste al horror?

 

Estoy solo y me faltas para ir al cine,

a las canchas de fútbol,

a las reuniones familiares

donde odio jugar juegos de mesa,

para ir tranquilo a la cama y derrotar el insomnio,

para llenar mi corazón con tu sangre.

 

Digo haces falta.

y al pronunciar esas palabras

mis labios te reconocen y te haces lejana,

 y mi sangre, que eres tú, se agita.

 

¿Dónde estás?

¿Cuál es tu nombre?

¿Quién me asegura que sobreviviste al horror?

 

He olvidado

tu nombre, tu aroma, tu voz…

 

 

CORREO DE LA NOCHE

En las noches vacías en que regreso, todavía, me arrepiento de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo

Ismanel Serrano

 

Bogotá,

el otoño se abre paso a través de la muchedumbre,

es hora del alumbramiento

y un tren herido se aproxima desde una esquina,

un tren –que es mi sombra o mi vacío– silba;

mientras una fina estela de humo me recuerda tu cuerpo,

altar donde, años atrás, oficiabas el Ritual  de la Luna Llena.

Hoy es lámpara, fuego tibio para los días sin piel.

Esta ciudad siempre fue esquiva y hostil.

Te perdí en ella

como quien pierde la infancia después del primer beso.

En esta hora opaca

El correo de la noche trae noticias tuyas,

noticias que llegan en las voces de mendigos y de borrachos

los mismos a quienes dabas un pan o una moneda.

 

Bogotá,

es la hora del deslumbramiento

y tu recuerdo viene a llenarme de preguntas,

a entorpecer mis palabras,

a hacer inútiles la música, el llanto. 

El correo de la noche

trae noticas tuyas

y una llama arde en el pecho.

 

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1 comentario en «Correo de la noche»

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