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GUERRA

Juan Manuel Gómez

Observas como la oütsü te conjura en un wayuunaiki indescifrable. Estas con otros hombres de la familia dentro de un rancho de barro y techo de yotojolo. Han sido sometidos a un ritual de encierro. La oütsü hace este rito de protección para que los guerreros no tiemblen ante el enemigo ni huyan en los combates, y especialmente para evitar que viajen hacia Süpüna Wayuu Oütusü por causa de alguna bala. Todos los varones del ei’ruku Pushaina han sido llamados a esta ceremonia. Solo tienes un gran interrogante en tu mente.

Mientras te realizaban el conjuro recordaste como una artesana, habitante de estas cálidas sabanas, te visitaba en la urbe, aprovechando que vendía sus mochilas por allá, ella hablaba de muchas cosas. Viviste con tu padre alijuna quien te educó, tenías un buen trabajo en una importante empresa y estabas casado con una señorita de reconocida familia citadina. Eras un alijuna más.

Habías crecido alejado de la cultura materna, pero por ser hijo de una mujer wayuu estabas vinculado socialmente al ei’ruku, y una de las tantas cosas que te habló la artesana fue sobre el conflicto que tuvo el linaje Pushaina con otro: tu tío, dueño de grandes rebaños de vacas, chivos y ovejas, hombre bastante reconocido en la región, cayó en desgracia por un altercado fatal que tuvo con sus vecinos, los del ei’ruku Uliana. Aconteció que durante una noche de celebración al que había sido invitado y que se realizaba por el matrimonio de un Uliana, mencionó el nombre de un difunto que pertenecía a ese linaje, hecho que los ofendió, y estos, presos del alcohol artesanal, intentaron cobrarle el agravio con su vida y lo persiguieron con un cuchillo, pero él pudo defenderse y asesinó a dos de ellos con la carabina que tenía guardada en la montura de su caballo, después huyó cabalgando hacia la ranchería donde vivía.

Ese incidente sería el inicio de una guerra sangrienta sin vencedores ni vencidos. Tu tío fue muerto varias lunas después en una toma del enemigo a su ranchería, mientras esperaba que las familias de las victimas enviaran un pütchipü’üi con peticiones para que fueran compensados. Tenía suficientes animales para acordar los pagos, pero no sabía que los Uliana estuvieron alineándose en semicírculo frente a su comunidad.

Los enemigos se lanzaron al ataque y con ráfagas de fusil lo mataron sin que él pudiera hacerles frente esta vez. Todos los habitantes de la ranchería salieron corriendo al escuchar los tiros, luego la artesana, su hermana, se encargó de sepultarlo inmediatamente, envolviéndolo en un chinchorro y con la cara tapada. Ella junto con tu abuela lo cargaron y arreglaron, abriendo la fosa en el cementerio de la familia, un lugar cercado con postes y alambres de púas, después se echaron a llorar durante varias madrugadas. Los sobrinos planearon la venganza, que lograron consumar al quitarles la vida a uno de los asesinos. De esta manera dejó de escucharse el llanto de las mujeres del ei’ruku Pushaina y los herederos del vengado ganaron prestigio y respeto. Para ese entonces no había nacido, serías el fruto de la unión de la artesana con un alijuna, ocurrido después del fatídico suceso.  

Una tensa calma transcurrió entre las familias mientras crecías en la gran ciudad al lado de tu padre alijuna. La artesana te había enviado allá para que tuviera otras condiciones y así alejarte de las armas. Solo escuchabas las noticias que ella te comentaba, manteniéndote al margen del conflicto iniciado por tu tío, a quien ni siquiera pudiste conocer, mientras tanto los demás miembros de su linaje no se podían dejar ver en público. Ninguna familia quería acercarse a ellos para no involucrarse en la guerra.

Llegó el día en que los Uliana asesinaron a uno de los primos de la artesana, regresando al ciclo de violencia. Todos los hombres del ei’ruku Pushaina fueron llamados a la comunidad. Fuiste traído de la gran ciudad, para que la oütsü te rezara y de esta manera, evitar que fuera uno de los objetivos del enemigo. Los Uliana estaban allá averiguando por ti. En la comunidad las mujeres encendieron hogueras y asaron carne, los hombres lanzarían el ataque en cualquier momento.

No conocías las costumbres de los ancestros ni hablabas el wayuunaiki, no entendías la razón de ser relacionado con este enfrentamiento, te considerabas un alijuna, pero los enemigos del ei’ruku no iban a tener en cuenta eso.

Ese era el interrogante que tenías en la mente cuando estaban conjurándote ¿Qué culpa tenías de que el tío mencionara el nombre de un difunto?


Glosario

Alijuna: Persona no wayuu.

Ei´ruku: Conjunto matrilineal de familias wayuu.

Oütsü: Autoridad espiritual wayuu.

Pushaina: Ei´ruku wayuu.

Pütchipü’üi: Autoridad moral wayuu.

Süpuna Wayuu Oütusü: Camino de los wayuu muertos.  

Uliana: Ei’ruku wayuu.

Wayuu: Pueblo indígena que tiene asentamiento en el departamento de La Guajira (Colombia) y el estado Zulia (Venezuela).

Yotojolo: Corazón seco del cactus, utilizado por los wayuu para fabricar las paredes y techos de sus viviendas.

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8 comentarios en «Guerra»

  1. A través de tus escritos haces que trascienda las fronteras esta etnia: admirable y bravía.
    Al leerte, además de ilustrarme, haces que emprenda un vuelo hacia tu lejana tierra.
    Gracias y felicitaciones, Juan Manuel.

  2. Amigo, Juan Manuel, que alegría leer un relato escrito por un representante de la etnia wayúu, Mis respetos como escritor. Usas el narrador en segunda persona que no ha sido fácil nunca y enmarcas la historia dentro de un ambiente propio de tu cultura. Me alegra leerte y también conocerte, Gracias por compartirnos desde el alama aborigen de una américa que nos envuelve a ambos.

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