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MI MEJOR POEMA

Johanna Campos

 

¿Prometemos?

Quiero hacerte una promesa.

No es eterna como la pintan los poetas

que escriben mirando la luna.

Es una promesa corta, de un día.

 

Es un juramento perpetuo

que se renueva con cada latido.

En mi promesa no tendrás

que levantar tu mano derecha

y posarla sobre una biblia.

Solo deberás deslizarla por mi cintura cada noche.

 

Será un pacto de labios húmedos,

que no duela como al hundir el alfiler en la yema de los dedos.

En mi promesa no hay futuros ni pasados.

Solo días con madrugadas y anocheceres.

 

Toma mi promesa entre tus manos, juega con ella,

huélela, pruébala, tócala, mírala, siéntela.

Esa promesa es tuya.

Por una noche tal vez.

Quizá hasta la madrugada.

Y cuando sientas que ya no la quieres

puedes dejar de tomarla.

 

Pero al hacerlo, envuélvela

y átala con un lazo hecho de recuerdos.

Estará atrapada por un tiempo

y solo con acudir a la memoria,

se soltará… por si quieres jugar a prometer.

 

 

Viste un poema

Quiero regalarte un poema.

Uno nuevo cada día,

para que lo vistas en las madrugadas,

que haga juego con tus ojos

y combine con tu sonrisa.

Un poema de una postura,

hecho de retazos de sueños sin cumplir

y perfumado con ilusiones de un mañana juntos.

 

Vístete con mis poemas,

te aseguro que no sentirás frío

ni tendrás que despojarlo de tu piel

cuando el sol se ensañe contigo.

 

Luce mi poema con orgullo,

es tuyo y nadie más viste uno igual.

Y cuando llegues a casa en la noche,

guárdalo cuidadosamente

en el armario de la memoria,

ponle candado y duerme.

En la mañana habrá uno nuevo esperando por ti.

 

 

El volcán que me habita

El sonido que viene de tus labios

despierta al gigante que me habita.

Se desbordan ríos de magma bajo mi piel

Y temblores recurrentes circundan mis entrañas.

 

Rocas incandescentes se hacen mis ojos

al ver la erupción incontenible de tu fuego.

Mi cuerpo se hace ceniza entre tus manos

y tu te vistes de lava ardiente y me posees.

 

Me susurras al oído que eres es el amo

y señor de la tierra de los volcanes.

El amo y señor del volcán que me habita.

 

 

Es un poema, supongo

A veces supongo que esperas mi llamada,

otras veces supongo que quieres silencio.

En algunas ocasiones supongo que mueres

por mis besos, en otras supongo te es fácil vivir sin ellos.

 

Hay momentos en los que supongo

que me piensas a cada minuto,

hay otros en los que supongo que las horas

corren sin que me atraviese por tu cabeza.

 

Unos días supongo que somos uno,

otros días solo supongo que somos dos.

Algunas mañanas supongo que soy el sol,

otras supongo que solo soy frío y silencio en las tuyas.

 

Hay tardes en las que supongo que

soy la tranquilidad del ocaso,

hay otras en las que supongo que soy

la lenta muerte del día.

 

Algunas noches supongo que soy la luna

que rebosa de pasión, en otras supongo que soy oscuridad.

Hay una vida que en la que supongo que tengo parte en tus sueños

y hay otra vida en la que supongo que estoy aparte de ellos.

 

Hay un poema en el que supongo

que me amas y hay otro poema

en el que simplemente

Supongo.

 

 

Mi mejor poema

Quise escribir un poema

que fuera dulce, sonoro y libre.

Que con solo leerlo me hiciera ser una con el infinito.

Que en cada letra llevara un suspiro,

de esos rebeldes que se me escapan cuando te pienso.

 

Que rimara con el acorde del viento y con la melodía del mar.

Qué con pronunciarlo me hiciera sentir en la piel,

el sol y la niebla al mismo tiempo.

Un poema solo, sin aplausos ni escenarios.

 

Por eso, una madrugada, después de un café

con fondo de guitarra, saqué mi libreta y escribí tu nombre,

seguramente no tendré un Nobel,

pero sin duda, ese será siempre mi mejor poema.

 

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7 comentarios en «Mi mejor poema»

  1. Gracias por compartir estos poemas tan bellos, sutiles y románticos. La esquisitez de tu lenguaje en cada uno de los poemas es sencillamente maravillosa. Felicitaciones por tu maravilloso talento.

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