
(Maicao, Colombia. 1987). Es Wayuu del ei´ruku Epinayuu de la ranchería de Ishamana. Licenciado en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico donde obtuvo calificación meritoria por su proyecto de grado “Estudio de la etnohistoria y cultura de los Mokaná como aporte al fortalecimiento de la etnoeducación”. Es Magister en Pedagogía de la Universidad de La Sabana. Labora como docente de aula de la Secretaría de Educación Departamental de La Guajira.
«Ocaso rojo», no se le podría poner un título mejor a este relato! Mi primera interpretación literal del mismo poco tiene que ver con el metafórico con el que nos das de cara al final, dejándonos con un escalofrío en el cuerpo por el destino de este Cardenal Guajiro.
El juego de percepciones con el color rojo y su simbología me ha encantado, especialmente la leyenda de Wolunka, parte esencial de este juego. (Dejas intuir la muerte pero el lector no le da más importancia hasta que no llega al final y se da cuenta que el mito sirve casi como premonición, junto con el resto de detalles, como la muerte segura del pajarillo en cautividad, de una muerte violente anunciada).
Me ha emocionado la denuncia que haces sobre la extinción de este pajarillo. Tu narrador intenta ayudarle pero resulta irónico que sus esfuerzos de salvarlo lo llevarán directamente a la exterminación, de cuyo suceso queda como un testigo ocular la pluma de color rojo intenso (otra de las palabras que en la relectura veo como otra premonición).
La última frase me ha parecido extraordinaria, justo cuando estamos imaginándonos a los niños torturando al pajarillo, nos das un bofetón para demostrar que nada tienen que ver ellos con el desastroso desenlace.
Juan, creo que todo está dicho, me encantó. Aprovecha la traducción.