EN EL FINAL DE MIS CAPÍTULOS
Josué Ganem
Culpabilidad de la Inocencia
¿Por qué lo bueno y la verdad es inútil
ante la maldad en la cotidianidad?
Parece que el esfuerzo por un cambio es utópico
y que la falsa promesa de ser libre fuera un derecho de vanidad.
Existe el ruido contra la intolerancia
pero este es silencioso por el susurro de la indolencia
el cual al sentido de la vida le quita fragancia
en un mundo donde los poderosos opacan en la niebla
del ego las oportunidades con vehemencia.
Quizá ser bueno en esta sociedad de bestias sea sinónimo de flaquencia
y camuflar las debilidades, con una apariencia llena de fortalezas
sea una posibilidad de un dominio, sin importar el vaivén de la falencia
aunque en algunos motivos, no necesitarás ser un prodigio,
ya que el nepotismo en ocasiones supera las destrezas.
No nos sorprendamos cuando se extinga la gente buena
Y que en momentos de crisis y de necesidad.
La intolerancia nos haga perder el dolor y la pena.
Porque cuando el hombre bueno en malo se transforme
no existirá salvación alguna
Solo una sociedad grotesca y aún más deforme.
En el final de mis capítulos
En el transcurso de mi confusión existencial
rodeado junto al infinito vacío de una situación finita
donde mis sueños y mis metas no les encuentro sentido ni final.
Deseo tener el anhelo de poder ver mi familia en paz.
No añoro lágrimas de lástima ni dilemas de culpa
debido a lo que la falta de tiempo generó,
que la convivencia fuera fugaz.
Añoro ser recordado por lo bien que hice las cosas,
por las personas que motivé, las que quise, las que amé
y por las que alguna vez pensaron que no lograría
contar mi vida en letras y hojas.
No deseo que encuentren sentido a lo que alguna vez escribí
simplemente deseo que transformen su historia dentro de mis palabras
y terminen desde su visión lo que no construí.
Sé que en el momento de escribir esto,
sigo siendo muy joven, pero si ves esto
nunca dejes que la esperanza y tus pensamientos
una persona retrograda o autoritaria te los borren.
Mientras yo estaré ahí arriba, o probablemente allá abajo,
sonriendo por tu lucha y tu sudor de la frente
y porque nunca te arrodillaste y jamás esperaste un atajo.
En el final de mis capítulos no te preocupes por mí.
Yo volveré a volar en las profundidades de la nada
y volveré en otra vida a estar para ti.
Quizás no reconozcamos esta realidad ficticia que un sueño realizó,
pero dentro de las dudas y paradigmas existentes
todas las respuestas las encontraremos entre tú y yo.
Y volveremos a escribir de nuevo nuestros capítulos
y juntos volaremos entre el regocijar de la nada
donde los multiversos y experiencias serán infinitos.

(Montería, Córdoba, Colombia. 2000). Estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Universidad Pontificia Bolivariana.