El poema del adiós
He perdido muchas cosas,
ya no tengo nada más que perder,
si me preguntan si tengo miedo a la muerte,
no estoy seguro que responder…
Cuando alguien ya no le teme a nada,
cuando tu ser solo vive en una almohada,
significa que vives más tiempo
en el subconsciente abrazador de una noche alucinada…
No tengo miedo a la muerte,
no tengo miedo a la vida,
vivo en un limbo descolorido,
de dónde no temo ser despedido.
Me abraza la ternura del llanto reconciliador,
me consuela la tibieza de la lágrima de perdedor,
liberarme de este sueño infinito
que hace de los Minutos mi cruel torturador…
Amé a la vida en los tiempos de arcoíris coloridos,
hoy la soporto pasando saliva y oyendo alaridos,
mi vida termina en cada madrugada e inicia en cada amanecer,
le tengo mucho miedo al futuro que no me debería de pertenecer,
La vida es una película de la que crees ser actor destacado,
pero cuando pasas la mitad descubres ser un observador fracasado.
Sé lo que eres, sólo con tus letras
Las letras brotan de mi ser,
como el extracto de los sentimientos que me envuelven,
Solo brotan, no las empujo y con esas letras miras en mi interior,
como nadie podría hacerlo mejor,
Léeme, soy para ti lo que necesitas saber,
cada palabra de cada poema, es una estrella que está en el cielo de mi mirada,
Mi iris, es el centro del universo que grita
en un agujero negro por tenerte en su médula
y absorberte a través de una profunda contemplación,
Te amo con mis letras, te amo con cada palabra
mujer desagradecida y casquivana, que destroza mi existir
y me fragmenta el alma en cada mentira que puede decir,
Desdichado es el amor, horrible es el amar,
cuando pagas con palabras de pasión, la desdicha de vivir,
solo para ver tu ser, mi apego rechazar,
Quisiera poder pagarte con la indiferencia de mi ausencia,
que sólo lo lograría con la muerte que impacienta,
pero valgo mucho para darte esa lección,
Sufrirás cuando nadie con cariño te envuelva más,
en palabras que nunca a nadie más inspirarás…