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QUIEN MERECE AMOR...

Frai Sabournin

 

Se me escapó el alma

Se me escapó el alma por un instante al

percibir que cuesta mucho sembrar el amor

más cualquier brisa lo puede estrujar, hasta

la venenosa sombra de una risa burlesca,

fuera de lugar.

 

Si, tan punzante fue, triste, desesperante,

desalentador; todo se acopio en aquel

pequeño recipiente de unos instantes de

capacidad.

 

Se me escapó el alma, aquellos segundos

negros de tiempo empaparon las

ilusionadas pasiones que alimentaban mis

deseos de estar, de ser, de disfrutar mi

hallazgo, ese que tenia ya amaestrado,

inscrito con el nombre de cuatro letras que

a veces dicen se viste de rojo.

 

Se me esfumó entre los dedos la emoción y

al sentirme en un espacio irreal, inmerecido

alguien me hirió con una caricia inesperada

y desperté, con una expresión

decepcionante de aquella corta pesadilla.

 

 

Quien merece amor…

Se detuvo el tiempo en su reloj, los años decidieron

no abrazarla más para dejarle ser raíz de amores

y esperanzas, de alegrías y fe en lo útil.

La vida hizo caso omiso a los meses,

a las vueltas al sol, para permitirle ser esencia

de virtudes mientras trataba de vestir

con encumbrados esfuerzos sus mañas

ante las constantes provocaciones cotidianas.

 

Ella quiso restar valor a tan nobles gestos

del universo pero quien merece amor,

siempre termina recibiéndolo, aunque no lo reclame.

 

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