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MUJER WAYUU

Yorledys Pabón

 

Taza de café

Sírveme caliente y bébeme sorbo a sorbo

saboréame y endúlzame con tus labios,

rózame con tu lengua quiero sentir tu aliento.

 

Soy negra como el café tostado, fuerte como cada grano

te seduzco con mi aroma, el sentirlo te enamora,

con un solo sorbo te reinicia la vida y te aferras a mi cada día.

 

Tómame poco a poco siente como pasa por tu cuerpo

lléname de energía desata en mi esta agonía

de no querer que te acabes y tenerte todos los días.

 

Ese aroma cautiva, ese aroma apasiona

llenando todos mis sentidos

con cada sorbo vuelve a mí esos recuerdos vividos.

 

Soy tu taza de café caliente

aunque suene un poco demente pero siempre estarás,

en mi mente ya no tengo escapatoria siempre te llevo presente.

 

 

Mujer Wayuu

Esa templanza en tu mirada esos ojos negros

como el carbón que emerge de las entrañas del Cerrejón

su piel seca y cobriza, arrugada por la brisa

su cabello negro y lacio que juguetea con el viento.

 

Esos labios agrietados sin brillo y resecos

ese cuerpo firme con pasos lentos

que andan los caminos de parashi,

mi tierra amada, la tierra de mis ancestros.

 

Mujer guerrera, hambrienta de sueños,

con ese saco de sal que arrastra con mucho esfuerzo

eres toda una diosa, mujer wayuu eres preciosa

todos se deslumbran que mujer tan majestuosa.

 

Conquistas en cada paso con

tus guaireñas gastadas y tu fuerza a cuesta

eres mujer Wayuu el orgullo de mi tierra

eres sabiduría eres nobleza.

 

Corre por tus venas sangre valerosa

que vale cada gota, eres mujer Wayuu

símbolo de tenacidad, de lucha y valentía

eres orgullo de mi tierra, de mi vida.

 

Juya, kai y mma se postran ante tu grandeza.

 

 

Abuela

Recordando años atrás se viene a mi mente esos recuerdos de niña, cuando al llegar de mi escuela, corría a descambiarme e ir donde mi abuela. La encontraba ahí sentada en su terraza, en su mecedora, mecía sus sueños, mecía sus penas, me decía «ven hija saca mis canas», de esa agradable tarea me ganaba unas monedas, era un estrecho vínculo entre mi abuela y yo. Solía contarme historias que parecían real, hablaba de medio pollo, que ya con los años, solo el nombre recuerdo. Hablaba del señor vestido de blanco, con su sombrero de alas bien guapo y elegante. No te imaginas abuela como me encantaba mirarte. Tus historias eran tan bellas que al escucharlas, se me iba la tarde.

 Volvía para mi casa para hacer mis quehaceres, y no te imaginas abuela, cuanto anhelaba escaparme, de esa cárcel llamada escuela, yo lo único que quería era escucharte, envolverme en esa magia, mientras sacaba tus canas, no lo hacía por el dinero, yo solo quería quedarme.

El último que día que estuve al pie de tu cama solo veía que poco a poco esa enfermedad te consumía, ya tu cabello sin canas, ya no había que sacarte, ya tus cuentos se esfumaron, se los llevo el viento. Ya tu voz más apagada, estabas ya cansada, ya se fueron esos cuentos que de niña me gustaban. Gracias a ti abuela, hoy soy yo quien narra historias, que me devuelven a la infancia, esa infancia tan bonita que evocan tantas caricias de una abuela que con sus historias me lleno el alma. Gracias abuela.

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1 comentario en «Mujer Wayuu»

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