Saltar al contenido

UNA MEMORIA MÍA

Josué Efraín Hernández

 

Brío

Bregando se encuentra el alma turca,

dichoso de mostrarse ante el indómito

y latente frío del exterior,

no sin antes darse cuenta

que el brío lo lleva en el interior.

 

 

A Lucifer

Yo no lo quería,

ni a ti te había mencionado,

ya lo sabía que con mis seres

 más amados había jugado,

no lo diría

ni aunque por ellos haya pecado,

ya lo sabía se ha quedado en el pasado.

 

 Ahora me muestro

con el cuerpo negro,

lleno de marcas

sombrías de ser quinceañero,

a entonar unas cuantas orgías,

¿estás contento lucifer?

¡Rocío de la mañana!

 

 

A la hora mi Señor

Ya la hora se acerca,

yo no lo había valorado,

mi alma se queja

todavía sollozando.

 

Partes infinitas de un reverendo parado

sin calma ni pericia,

 me veo ya más demacrado,

pero qué maravilla

si es un hombre,

uno de nuestros hermanos.

 

Invitémoslo aquí a nuestra humilde morada,

démosle donde se quede a tomar posada,

no importa en dónde,

que se apoye en mi hombro con calma.

 

Démosle donde se quede en esta humilde morada,

que sea en el hombre de esta mano dorada,

que sea por Cristo

que entre en esta dulce morada.

 

 

Si mi alma lo supiera

Si mi alma lo supiera

 

ya se habría ido,

 

si mi alma lo supiera

 

ya habría salido,

 

mi alma no lo sabe

 

¿Quieres salir tú conmigo?

 

 

Una memoria mía

Lo escribo en el interior,

lo externo de manera anecdótica,

no tengo ningún dolor

ni fervor de manera alegórica.

 

Solo sé que brilló por un día

y nunca más lo volví a ver,

solo digo que aquello lo quería

y se alejó de mi ese pragmático ser.

 

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

Déjanos tu comentario