Saltar al contenido

EL HÉROE OSCURO DE LILI

Cristina López Chadid

Creí que mi madre después de dos intentos fallidos, contigo el tercero, habría vencido. Seis años conociéndote y en ellos solo atenciones llenas de amor, el mejor papá del mundo, nuestro héroe de enormes manos fuertes. Un gran trabajador que humildemente nos daba lo que podía.

Lili mi amiga un año mayor que yo iba siempre a casa a ayudarme a cuidar a mi hermanita menor, tenía otra amada hermana, la del medio que en Venezuela estaba con mi abuela y poco venía a vernos, pero sabes que esa es otra historia. La crianza de mi madre me prohibía jugar con niños. Aunque tenía varias amigas en la escuelita, la única que no estudiaba conmigo y siempre me visitaba para jugar era mi mejor amiga Lili. Jugábamos a darle mangos a las vacas que irrumpían en el enorme patio de tu casa papá, donde muchas veces se reunía el ejército para acampar y cuidar al pueblo de ataques guerrilleros.

Aún recuerdo ese día, luego de irse los militares, mi amiga Lili y yo barrimos las hojas de mango y les prendimos fuego jugando alrededor simulando ser indias nativas, estábamos muy alegres cuando de pronto salió una bala disparada del montón de cenizas. Al escuchar esa detonación en lugar de abrazarme, corriste buscando a Lili. Me sentí confundida pues no entendía aún con once años porque a mi amiga de esa manera protegías, para luego darte cuenta que por mi pierna sangre corría. Solo fue un rasguño, pero había algo que me inquietaba y era que tú papá, más a Lili protegías.

Algunos días pasaron y a casa fueron grandes amigos de mamá y tuyos a quienes yo también quería, ese día le dije a Lili que hiciéramos una piyamada con mi hermanita. Al finalizar nuestros juegos, mi hermanita y yo estábamos en la cama y al lado nuestro se encontraba Lili. Luego de una hora ya las tres estábamos dormidas, cuando de pronto escuché a mi madre gritar con mucha ira, vistió a mi hermanita, me dio una chaqueta para el frio y nos fuimos para la casa de esos amigos a las 3:00 de la mañana; no sabía que pasaba, pues mi madre solo se alejaba diciéndote sádico. Al amanecer, mamá arregló todo para irnos a Venezuela yo consternada pues mi vida en el Cesar dejaba a mi perrita Pelusa, mi casa, a ti, a Lili, la escuela, bicicleta y mi vida, aunque contenta también estaba, pues a mi hermanita y abuela volveríamos a ver.

Todo porque ese día a Lili acostada al lado de mi cama, tu papá, sus zonas intimas indagabas. Lili me contaba del héroe que la defendía de su madre cuando sus manos al fuego llevaba para castigarla por estar tan chica, y sin velo virginal ya dañada, como iba a imaginar yo que ese héroe que la deshojó eras tú, quien tanto nos cuidó.

Al cabo de una semana te mudaste con Lili a otro pueblo y la casa donde vivíamos fue invadida por la guerrilla. A quienes dejaste cuidando los asesinaron, de haber seguido allí no estaría escribiendo hoy. Nunca te volvimos a ver solo supimos de ti que cuatro hijos con Lili tuviste siendo la cuarta una niña, que por debilidad al nacer, no vio la luz del sol.

Ya solo estás en nuestros malos recuerdos, lo que nos ha llevado a ver que los niños se deben cuidar más que nunca, en esta ocasión, mi hermanita y yo nos salvamos, pero Lili tuvo que madurar antes de tiempo, ya que no jugó más con muñecas sino con los hijos que comenzó a dar a luz a partir de los doce años.

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (2 votos, promedio: 5,00 de 5)
Cargando...

1 comentario en «El héroe oscuro de Lili»

Déjanos tu comentario

error: ¡Contenido protegido!