Corola desnuda
En la grama acostada, inerme tendida
con tus ojos azules mirabas al cielo.
Te apoyaste en mi hombro y tu fino perfume
agitó los recuerdos de momentos vividos.
Húmedo tu cuerpo, acaricié tus cabellos,
te cubrí con mis brazos y al calor de mis manos
nivelaste el frío y el azote del viento.
—¡El calor está ausente! —exclamaste
—¡Sí!, y el sol está cubierto —afirmé.
Te llevé de la mano hasta mi habitación
y el aroma de tu cuerpo invadió mis sentidos.
¿Acaso eras una rosa, una violeta o un lirio?
¿Que busca cálidas caricias y un corazón amoroso?…
Te conmovieron los versos de mis poemas, lo sé.
Y entre abrazos, besos y suspiros
cicatrizaron heridas por el olvido causadas,
ahora, solo viviré para amarte
mi corola desnuda con pétalos dispersos.