El último bostezo
Tania había envejecido, estaba desdentada y era casi imposible alimentarse, degustando normalmente sus alimentos, como ella hubiese deseado. Andrés Javier a quien sus padres llamaban, de manera cariñosa Javi, amaba a Tania y, dos veces por semana, la llevaba de paseo por el parque.
¡El problema alimenticio de Tania se complica cada día más!, dijo llorando Estefanía, la hija menor de la familia. Todos pensaban que moriría por inanición, se miraba flaca, con ojos llorosos y sus movimientos eran torpes. Se requería buscar ayuda profesional para mejorar su salud; ante esta situación, La familia se reunió para buscar ayuda.
—Es necesario ayuda profesional para mejorar la salud de Tania. ¡No podemos esperar más! —exclamó Estefanía.
—¿Qué sugieren? —cuestionó su madre.
—No hay mucho qué pensar, a dos cuadras está el profesional que se requiere, solicitemos una cita
—propuso Javi.
—Está bien —dijo su madre.
Tania fue recibida por el médico. La miró con preocupación, la examinó y diagnosticó total debilidad en sus órganos prescribiendo anemia aguda que la llevaría a la muerte. Javi y Estefanía lloraron sin control, su madre los consoló con mucha ternura. El médico, enseguida les propuso que la solución era la inyección letal, porque el estado de salud era grave, estaba sufriendo y en corto tiempo moriría.
Javi y Estefanía no aceptaron la propuesta del médico y, después de aplicarle suero y dos inyecciones de vitaminas, fue trasladada de nuevo a su casa. Por el efecto de las vitaminas, Tania tuvo ánimo de ladrar por un corto tiempo, momento de mucha algarabía en la familia, decidieron que Tania, por no poder comer, seguiría en la casa de bostezo en bostezo. Así continuaron en la espera de su último bostezo.
Excelente, profesor.
Gracias Jorge por tu valoración. Dios te bendiga