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ELCOFRE DE MI ALMA

Abril Rivera García

 

A UN AMOR ESQUIVO

Inexorable, ya el otoño avanza sobre mí.

A lo largo de mi luenga vida recorrida

he ganado y perdido mucho en él;

¡cuántos mundos! y ¡tantas gentes!

la esencia de mujer, las bellas flores

se me han ido y he dejado bien atrás

de mi corazón que ha amado tanto

los aromas de la vida, el dulce encanto,

mientras tú, ingrato amor de mi vida,

¡sabrá mi Dios, donde estarás!

 

He dado tanto amor a manos llenas

buscando a una amada de quimeras,

que en mi afán por encontrarla un día

solo he tenido puñados de marina arena

llenos de caprichos, sueños e ilusiones;

y aun mi afán por encontrarla sigue vivo.

 

En mi desventurado camino de amor,

siempre la fe, esquiva y pendenciera,

más que la dicha y los placeres,

me ha dado el valor para no desfallecer

ni rendirme a la cruel desolación

en medio del mar de mis silencios.

 

Hoy, mientras bajo las escalas del dolor,

no he cerrado aun las puertas del amor

ni he aturdido mi olfato con los aromas

de las estacionales rosas policromas,

porque entre ellas he de encontrar alguna;

o, tal vez, algún día, ¡me case con la luna!

 

 

EL COFRE DE MI ALMA

Te hablo a ti, mi otro yo, que no soy yo:

han pasado sobre ti las estaciones

en rauda carrera que detenerlas quieres,

y no puedes evitar el sentir miedo

si eres un orgulloso jubilado sesentón

que le ha dado mucha vida a sus años

y muy pocos años a su altanera vida.

 

Esforzándome en domeñar los diablos

de la amarga soledad y la cruel melancolía,

fui sensato previsor en mi feliz mocedad.

En el cofre de mi alma atesoré juventud

para mi esperada e inevitable senectud;

y así, a veces al niño travieso que hay en mi

dejo correr libre tras el amor de una mujer.

 

Acepté con regocijo el asilo humanitario

que me dieron mis cincuenta primaveras

¡ah, tiempos memorables ya cumplidos!

y en ellos me quedé, refugiado y feliz

para cultivar mis jardines de versos

con lo más bello que sale del alma mía

y cosechar para mí las más bellas flores

en macetas llenas con las matas de poesías.

 

 

TE VI PASAR

Para mí no hay cosas eternas

cuando pienso en el amor;

si hasta mi cariño hiberna

como se marchita una flor.

¡Cuánto dolió tu partida

dejándome el alma herida!

 

Para mí, de ti enamorado,

tú eras la lluvia de marzo

que cae sobre la campiña

y reverdece los cardos,

madura la uva en la viña

y alucina ilusos bardos.

 

Me diste sin cortapisas

entre tantos sinsabores

el aroma de tus flores

tu dulce voz y tus risas.

Quizás mañana te ignore

como se pierde la aurora

en la noche donde mora

la luz con sus mil colores.

 

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