EPITAFIO
Javier Quiñonez Quiroz
Trashumante
A Andrea Barrios
Clink… clinck… clinck…
Suenan las teclas
de la vieja máquina
el abuelo abraza la imagen,
la abuela prepara las ollas
y el aroma de los guisantes.
Clink… clink… clink…
La niña hace memoria
la película rueda en la luz
y la mujer de repente
se devela en una voz
al otro lado de la tierra.
Sentada con lápiz y libreta
escribe las palabras extrañas,
extranjeras que acoge
en su boca, las acalora
las acaricia y las libera.
Andrea palabra trashumante
sol del rio de la plata
luna de puerto alegre,
sonrisa de America
piel de la selva y de los valles
alas del zorzal colorado.
Anda ahora altiva
busca brevedades
canta, cose, coce
las palabrejas de la vida.
Logogénesis
En el principio
era ella
y ella era la palabra
fue y ha sido.
Pronunció la luz
y los confines del todo
se hizo sol y luna.
Pronunció animales
y las aves surcaron la tierra
los elefantes recorrieron el cielo,
los peces nadaron en las horas.
Luego dijo hombre
y estos empezaron a habitar el infierno,
pronunció dios y los hombres
quisieron parecerse a él.
El dios comenzó
a descansar después de ser pronunciado
y la palabra, la primera, la última
la creadora
permanece en la voz y el silencio.
El olor de la infancia
La lluvia rasgana las hojas del espacio
un murmullo a lo lejos abrazaba los oídos
el olor a plantas impregnaba la tarde
y las voces caminantes llenaban de barro
las botas y los zapatos de la vida.
el matarratón a los lados del sendero
masticaba las hojas de la infancia
y curaba al niño de la fiebre,
con el agua verdosa y tibia,
el sarampión se quedaba en la ponchera
y la abuela curaba los ángeles
que cuidaban el altar de las palomas.
Confesión de un niño a sus 46 años
Confieso que nací viejo
y como todo viejo
soy un niño que abre
el portón de los sueños.
Confieso que me hacen
falta las gallinas, los limones,
los perros, los marranos
con los que jugaba en el
patio de la casa.
Confieso que a veces
nos escapábamos
mis hermanos y mi primo
a bañarnos a la quebrada
y buscar tamacas
en los días soleados
y el higueron florecía con
nuestras risas y nuestros juegos.
Confieso que en las noches
imagino a la luna aparearse
entre las nubes con el sol
y empiezan a nacer estrellas,
a caer gotitas de luna
transformadas en lluvia.
Confieso que he ido donde
Las putas y ellas nunca vinieron
a mi casa a probar el arroz
tibio que había cotidianamente
en el fogón de la estufa.
Confieso que a veces
me despierto cansado
de no vivir, de estar buscando
lo que no se encuentra
con ninguna búsqueda
y que está al lado de la gaveta
donde están las medias
y los pasos inútiles.
Confieso que cuando niño
quería ser grande y hoy
que el sueño se cumplió
prefiero que el sueño no
se hubiera cumplido.
Que importa me siento
dueño y amo de mí mismo
con la espera de mi amada
eterna, oscura, negra
bordando el último instante
de mi existencia sonora.
Confieso que me gusta vivir
hablar con la gente, reír con ellos.
Disfrutar la compañía de mis amigos,
robar o comprar rosas amarillas
para la mujer que amo y me duda.
Confieso que en la borrachera
y la ebriedad me siento libre,
parlanchín, embaucador y adivino,
construyo realidades de perros,
fantasías de hormigas y una
que otra magia de conejos
y sombreros desdichados.
Confieso que hoy el sol me habló
no estoy loco, no imaginen eso,
lo escuché y su voz me invitó
a jugar de nuevo, a volar,
a salir de mis pies y soñar
como el niño que olía las flores
de los limones a las siete de la mañana.
Epitafio
Un día
será un solo día
que no conoceré.
Cuando muera
quiero que canten
poemas a la noche,
y en mi tumba
se escriba sin adornos
con trazos torpes
y sencillos:
yace aquí la risa del poeta
y el poeta de la risa.
El orden no importa,
porque al final,
la existencia
no es más que una broma,
un chiste.
Y con el tiempo
seré olvido
en un campo
sembrado de memoria.







(Curumaní, Colombia) Estudió Filosofía y Letras y Maestría en Filosofía en la Universidad de La Salle. Actualmente es docente de Filosofía en un colegio distrital. Se define como costeño por fortuna, poeta por esencia, filósofo por convicción, maestro por vocación y mamador de gallo por naturaleza. Miembro del colectivo bbc y publicó en el 2019 el libro de poesía Cuatro voces un canto en coautoría.
Excelente Javier
Muy hermosos tus escritos
Me encantó confieso, logré sentir el aroma a pueblo que me lleva a los rincones mas remotos de mi infancia…
Felicitaciones