Camino por estas calles gélidas con las manos en los bolsillos de mi chaqueta y los ojos en cualquier parte. Miro de soslayo a un muchacho que vigila la calle; sus ojos dirigen los míos y veo la razón de su efervescencia: acercándose, dos jovencitos se besan, descuidados.
Cruzo la calle apretando mis puños mientras que mis labios bostezan una palabra maloliente. Dos buses que galopan preñados de ciudadanos imperturbables se atraviesan en mi destino.
Una vez se despeja el horizonte veo al muchacho corriendo calle abajo con el botín entre las manos; la jovencita llora arrodillada frente al charco. Es otro día en la ciudad. El frío me invade y de nuevo me siento solo en medio del gentío, como un águila sin alas.
Disfruto mucho leerte Joel peluela
Éxitos. Una breve crónica de lo que puede ocurrir a diario en una gran ciudad.
Que forma tan sutil de narrar tu estadía en Bogotá, y la realidad de la situación social.
Me encanta tu forma literaria……