Castillo
Ahora me doy cuenta que era todo un espejismo, casi me lo creo por eso puse freno, los límites alejaron «ese supuesto gran amor» que dibujabas con palabras, mascaras e hipocresía te impulsaban.
(Lanús Este, Buenos Aires, Argentina. 1979). Enamorada de las Artes Escénicas por lo que realizó Talleres y Seminarios: “Taller de texto”, “Expresión corporal”, “Del texto al manifiesto”, “Espacio disparate”, “Iluminación”, en la Institución Red Teatral Del Sur y se profesionalizó en la Escuela Municipal de Teatro. Fue Docente de niños y adolescentes en la Sociedad de Fomento Otamendi y de adolescentes y adultos en Imperio Loft (Casa De Artes). Dirigió obras de su autoría: La Habitación y Miserias Humanas. Para ella la lectura es fundamental, considerándola su alimento mental vital con temáticas referentes a la Filosofía, Metafísica, Misticismo, Crecimiento Personal, Poesía, Leyendas, Cuentos Cortos de los géneros Romántico, Fantasía y Suspenso. Entre los Escritores más apreciados para ella se encuentran: Daisaku Ikeda, Pablo Neruda, Gustado Adolfo Bécquer, Pablo Coelho, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Amado Nervo. Además de escribir y dirigir Obras de Teatro también escribe Poemas, Cuentos y Relatos Cortos.
Ahora me doy cuenta que era todo un espejismo, casi me lo creo por eso puse freno, los límites alejaron «ese supuesto gran amor» que dibujabas con palabras, mascaras e hipocresía te impulsaban.
Mi ojo se torno rosado, inflamado de recibir señales de mi cerebro en cortocircuito. Derramé una lágrima, y unas cuantas. El iris se mostró oscuro ya que mi alma estaba en un hoyo profundo. Buscando una salida de expresión .
Alguien que me diga ¿dónde se encuentra ese maldito olvido?, es mentira lo del tiempo cura todo, muchas cosas son mentiras, es verdad que te amo y ya no estás.
Él estaba comenzando su adultez, tenía veintiún años cuando el destinó nos cruzó, yo treinta y dos en total plenitud, un año en soledad, mucho por vivenciar.
La afinidad nace del alma, no hay porque rogar amor, vivenciar los recuerdos, lágrimas tras un despertar señalan en mi mente bajo el sol saliente una gran reflexión.
Todas teníamos un poco de temor, sin embargo, entre el miedo y las lagañas nos motivó la curiosidad de investigar. Había mucho viento, las ventanas golpeaban contra el anticuado postigo, la madera crujía como si alguien caminara a paso lento.
Y no hablo solo por mí, sino por todas las mujeres violentadas, por los femicidios cometidos. ¡Que se escuche nuestra voz! Ante la impunidad del malintencionado
que abusa sin piedad.
Tu piel rozando la mía es como saborear frutilla, danza ancestral nuestro movimiento de caderas, de un amor sin edad…
Ella, la luna lo espera desesperada con consuelo, saben que en ese Eclipse unirán su amor en un suspiro en la eternidad de la vida.