En una noche donde reinaban las estrellas, tres viejos amigos llamados Oscar, Camilo y Segundo se encontraron durante una fiesta wayuu que se realizaba por el final del encierro de una niña, quien había tenido su primera menstruación. Después de danzar la yonna con la señorita presentada en sociedad, los señores se fueron a descansar a una enramada donde les habían colgado unos hermosos chinchorros. Les sirvieron asado de chivo, friche, sopa de chivo, chicha y por último una garrafa de chirrinchi. Eran unos señores cincuentones y tenían varios años de no verse. Cuando degustaron la bebida artesanal empezaron a conversar sobre sus hijos.
—Estoy orgulloso de mi hijo Tomás —dijo Oscar, —terminó Administración de empresas en Riohacha, hizo su postgrado y a partir de buenas conexiones le ha ido de maravilla que ahora maneja varios negocios, y miren, hace poco le regaló al mejor amigo en su cumpleaños un carro para que lo pusiera a trabajar.
—Qué bueno —dicen los otros señores.
—Yo también siento orgullo de mi hijo Gabriel —comentó Camilo, —ese muchacho hizo la carrera de Economía. Mi pelado salió bastante emprendedor, cuando terminó la universidad realizó muchos negocios y gracias a Dios le fue muy bien en sus inversiones, ahora mismo es un gran comerciante en Riohacha, y curiosamente, le regaló una casa a un amigo de él que cumplió años.
El viejo Segundo había quedado muy pensativo luego de escuchar las historias de los hijos de Oscar y Camilo, y de una manera seria les dice a ellos:
—Bueno mis viejos amigos, les digo que mi único hijo Martín salió marica, se fue a estudiar Derecho, pero se retiró porque comprendió que no le gustaba eso y terminó diseño de modas en una corporación.
—¡Mierda! —expresó Oscar.
—Que vaina —añadió Camilo y luego complementó. —Esas cosas pasan viejo amigo pero tranquilo, pa´lante.
Segundo compungido remata:
—Pero cómo se le hace, ese es mi hijo y así lo quiero, salió marica, pero no importa, él está muy contento viviendo en Riohacha, ha iniciado un pequeño negocio donde vende las mochilas que el diseña y ahora tiene dos novios, y cada uno le dio un regalo en su cumpleaños un carro y una casa.
Juan Manuel, me hiciste reír mucho con ese cierre tan contundente.
¡Felicidades!
Recibe mi abrazo lleno de admiración hasta Uribia.
??? excelente historia ??????????
Que buena historia Juan. Felicitaciones por rescatar la tradición oral.