Ed y el ánfora desperdiciada
Nuestras siluetas llorosas y desaliñadas por el esfuerzo de dejarnos, flotaron hasta perderse en el lapislázuli de la noche cercana, sin Luna, sin estrellas y una brisa entumecedora, que no nos dejaba disfrutar de la, otrora, posible razón que una vez nos llevara a estar juntos, que a cualquiera le hubieran alcanzado tres veces para ser felices.