Antonia Pozzi vive en sus versos
Antonia, intelectual y poetisa de gran valor, hubiera querido escribir un libro para hablar de su amada tierra, pero en lugar de eso eligió la muerte prematura a los 26 años.
(Villa Clara, Cuba. 1973). Vive en Marzabotto (Bolonia, Italia). La poeta llegó en Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y consiguió el título en “Ciencias enfermerísticas y obstetricia” consiguió, además, un segundo título en “Ciencias biológicas”. Trabaja en la salud pública. En su tiempo libre ama dedicarse a la escritura de poemas, poesías, relatos, a la pintura y a la escultura. Numerosos son los premios literarios donde ha obtenido reconocimientos importantes y las antologías sea nacionales que internacionales en las que son presentes sus poesías. Ha representado a su país natal Cuba por dos años consecutivos en el Festival Internacional de la Poesía de Tozeur en Tunisia. Ha publicado 16 libros de poesías en Italia, dos de los cuales en los dos idiomas Español/ italiano, y un libro de narrativa. De su obra se destacan los libros: “Inventario delle cose perdute”, 2018. “Tristano e Isotta. La storia si ripete”, 2018. “Demamah: il signore del deserto – Demamah: el señor del desierto”, 2019.
Antonia, intelectual y poetisa de gran valor, hubiera querido escribir un libro para hablar de su amada tierra, pero en lugar de eso eligió la muerte prematura a los 26 años.
Vuela, cae y no sabe caminar. Se agarra a la nada. Está dentro el viaje del significado y protege el nido de otro pájaro que vuela…
Cuando pude abrazarte minuto y desnudo, bendecido en el mundo que querías se descifraron los misterios de la alegría en tus ojitos azules que empezaban a vivir sin memoria abriendo al mundo una puertecita accesoria…
Si te gustan mis frases déjalas que viajen con la mañana caminando hacia el crepúsculo, luego hazlas reposar por un momento en la eterna nada que habita la tierra…
Tráeme en un lienzo manchado el ocaso con el sonido de las hojas secas. Tráeme tus pasos movidos por el viento perfumado de primavera
y tráeme en una quimera los encuentros enrollados
en buena llama.
Tu recuerdo me embruja el corazón con sol de besos y diadema, tu boca de rosa es mi poema, tus ojos: la evocación de vuelos encendidos.
La expectativa de un héroe lejano
con la apariencia de fantasma o de Narciso pero reconocible. Soy lo indecible, sólo una advertencia contra la atemporalidad.
La libertad es incesantemente olvidada, nada leve, reclamos que comienzan con algunas palabras, polvos que hacen pájaros de la eternidad.
A cada golpe el cañón apagaba una vela en las habitaciones. Ios Alemanes como lobos seguían la gente y Arrigo con la carreta y el pelo lleno de canas por el miedo..
Allí en la plazuela, de frente al santuario, leyendo un diario, hoja por hoja, pasaban las palabras por sus manos arrugadas y con las palabras, fotos estrujadas entraban en su mirada, en su respiro profundo.